Macaulay llevaba el cabello un poco más largo y de otro color, desde la última vez que lo vi. Había cambiado el violeta por un verde lima, sumamente excéntrico. Pero era aún más extraño lo que vestía, tenía unas botas negras con unas bermudas de jean, hasta ahí bien, el problema era esa extraña camisa trasparente en forma de red. ¿De dónde había salido este extraño chico?
— Es para que se me vean los tatuajes — me dijo, cuando le pregunté por la camisa — ¿Qué sentido tiene tener todo el pecho tatuado si nadie lo puede ver?
Tenía sentido, pero no por eso dejaba de ser algo raro.
Macaulay y yo habíamos estado conversando de cosas sin sentido, la última media hora, mientras esperábamos que la cucaracha despertara de su prolongado sueño de inconciencia. Al parecer le había pegado muy fuerte en la sien.
Pues, el chico extraño, ese que había conocido gracias a Carter, ya había terminado por lo que le había pagado, y al parecer estaba ayudándome a hacer tiempo, hasta que Juno recuperara la conciencia.
— Es aburrido esperar solo — había dicho mientras se sentaba a mi lado en una de las vigas que estaban en el suelo —. Te haré compañía un rato.
Y así, había llevado una amena, pero muy extraña, conversación.
Macaulay miró la hora en el reloj de pulsera que tenía sobre la muñeca.
— Espero que despierte pronto, en unas horas tengo otro cliente — se quejó, al parecer le divertía la situación.
— Puedes irte si quieres — le indiqué. Pues, ya no lo necesitaba.
— No — se cruzó de brazos de manera enfadada —. No pienso irme hasta ver su reacción — dijo refiriéndose a la cucaracha que yacía inconsciente a unos metros de nuestros pies.
Me reí por lo bajo. Este chico era extraño, aún más que yo. Me sorprendía que estuviera aquí conmigo como si no hubiéramos hecho nada ilegal y como si no le temiera a la justicia. Talvez él tenía sus demonios también o, simplemente, era un idiota hedonista.
Para suerte del chico, Juno comenzó a moverse un poco. Giró sobre sí misma con lentitud, recuperando la conciencia de manera muy lánguida.
— Al parecer no tendremos que esperar mucho más tiempo — le indiqué al muchacho, y este de inmediato, al notar que Juno comenzaba a despertar, se vio repentinamente emocionado.
Nos quedamos unos segundos haciendo silencio, pretendiendo que Juno no se percatara de nuestras presencias por el momento. Quería ver su reacción de incertidumbre e incomprensión primero.
Pasó alrededor de cinco minutos hasta que Juno pareció ser capaz de enderezarse, se sentó sobre el suelo en el que estaba y se llevó una mano al rostro.
— Ah, ah. No te lo toques. Todavía está fresco — Juno me miró asustada y sorprendida, todavía algo desorientada, como si no recordara su razón de estar allí, desoyó mi consejo y se llevó los dedos a la frente.
— Auch, pica — se quejó.
Yo rodé los ojos con tedio.
— Te lo dije, aún está fresco.
La expresión de Juno fue un poema, y eso fue el mayor placer para mí.
Talvez la hedonista era yo, no Macaulay.
— ¿Qué? ¿Qué me hiciste? — cuestionó con los ojos temblorosos.
La pobre cucaracha, ya aplastada, no entendía nada. Ni siquiera sabía que había sido aplastada.
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.