Cuando Jaseth cumplió los tres meses de nacida, unas semanas después, recibimos una llamada.
– ¿Nicholas? – pregunté con la oreja pegada a mi móvil. Fue extraño recibir una llamada de él. Hacía añares que no sucedía. Eso significaba que era una situación de emergencia.
¡Dios, espero que no sea nada malo!
– ¡Diana! – el chico se escuchaba agitado del otro lado, como si estuviera corriendo – ¡Estoy en el hospital!
Mi sangre se heló en mis venas. ¿Qué estaba sucediendo? ¿Era Lea? ¡¿Algo había sucedido con el bebé?!
Abrí la boca para preguntar qué estaba sucediendo, pero a causa del nerviosismo no pude formular ni una palabra correctamente. Por suerte, Nicholas no paró de hablar ni un momento.
– ¡Es Devon! – sí, era el bebé.
Mi corazón latió con fuerza. Si algo le sucedía, eso destruiría a Nicholas.
– Ya viene en camino. Lea rompió la fuente y ya empezó con contracciones.
Me relajé al escuchar que no eran malas noticias, todo lo contrario. ¡Nicholas y Lea iban a ser padres!
– Dime en qué sala están – le pedí, quería ir a visitar al recién llegado.
– En la trece. Diles a los chicos – dijo y lo escuché respirar con fuerza. Se lo oía nervioso, y no era para menos.
– Allí estaremos, apoyándote – le dije y corté la comunicación.
– ¿Qué sucede? – me preguntó Marcus desde el sillón, que era su cama por las noches, mientras realizaba un trabajo desde el computador portátil.
– Lea está por dar a luz – le informé mientras dejaba un mensaje en el grupo de Whatsapp que teníamos en común con todos los chicos.
"Todos a la sala trece del hospital, ahora. Lea está en trabajo de parto" y enviar. Sólo necesité eso para que el resto entendiera la urgencia del asunto. Jeremy fue el primero en contestar con un emoji de El Grito.
Marcus cerró la computadora mientras abría la boca sorprendido. Me ayudó a preparar el bolso de bebé de Jaseth, y, en menos de diez minutos, ya estábamos alistados para salir de casa.
– ¿Crees que todo estará bien? – le pregunté mientras esperábamos en la vereda a que el taxi pasara a buscarnos. El hospital quedaba a unas cuantas cuadras, las suficientes como para no llevar a Jaseth cargando.
Me había puesto nerviosa desde la llamada de Nicholas. Me había traído recuerdos del nacimiento de Jaseth.
Comencé a temblar. Marcus notó mi actitud nerviosa y tomó a Jaseth de mis brazos para que pudiera moverme un poco para relajarme.
Él me abrazó por los hombros con una sola mano, ya que la otra la tenía ocupada con Jaseth.
– No te preocupes, el embarazo de Lea ha trascurrido sin ninguna dificultad – dijo para tranquilizarme. Y yo asentí no muy convencida.
Él sabía que no había superado del todo lo que habíamos pasado con nuestra hija recién nacida, a veces, soñaba que estaba de vuelta en esos días. Me despertaba en la camilla blanca, y, mientras escuchaba el horrible pitido intermitente de fondo, caminaba hacia la pecera que se encontraba del otro lado de la habitación, para encontrarme, uno de los recuerdos que más me atormentaban, a Jaseth, envuelta en zondas y sueros, con una máscara en su pequeño rostro de bebé, luchando por respirar, por qué su debilitado corazón, siguiera latiendo. El único alivio a aquella pesadilla era despertar, pero incluso así, el miedo y los temblores permanecían en mí varios minutos hasta que lograba serenarme.
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.