CAPÍTULO 24

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— Jaseth, tienes que comer — levanté la cuchara con el puré de manzana y lo acerqué a la boca de mi bebé. Pero ella se resistió, movió su carita de lado esquivando el cubierto —. Vamos, sólo una cucharada.

Jaseth me negó con insistencia y mandó a volar la cuchara con su pequeña porción de manzana hecha puré de un manotazo.

— ¿Hija? ¿Qué haces? ¡Te preparé el puré para que lo comas!, herví la manzana y después la pisé bien, bien para que no sea difícil de comer, ¿y la mandas a volar? Creo que no merezco este desprecio. ¿Verdad que no lo merezco? — dije en dirección a Marcus, quien se encontraba sentado en la mesa, sobre mi lado izquierdo, observando la escena.

— No, no lo mereces — me respondió seriamente.

Jaseth lo miró expectante, como si pudiera hallar en su padre una manera de escapar de comerse la papilla.

— Jaseth, hazle caso a tu mamá — dijo Marcus seriamente.

Jaseth colocó una expresión indignada e intentó decirle algo por medio de balbuceos inentendibles. Movió sus manitos con ímpetu, para agregarle más peso a su argumento. Era una escena cómica y tierna, como una bebé que no sabía hablar todavía, intentaba debatirnos las ventajas y desventajas de darle papilla de manzana verde a una bebé.

— Ya tienes cinco meses para hacer esta clase de escenas — le dije recogiendo la cuchara del suelo y dándole una lavada exprés en el lavadero para volver a usarla.

— Talvez tiene mal gusto — dijo Marcus mientras hundía un dedo en la papilla y luego se lo llevaba a la boca para comprobar el sabor. Lo vi lamerse el dedo y yo tuve que apartar la vista y pensar en otra cosa.

Dios, se había visto muy sexi haciendo eso. ¿Acaso quieres matarme tan joven?

— Es dulce, no creo que el problema sea el sabor — concluyó Marcus, recargando su mejilla sobre la palma de su mano, mientras colocaba un codo en la mesa. Clavó los ojos en Jaseth, quien volvió a resistirse a otro intento mío de darle una cucharada de puré.

— Entonces, ¿qué?

— Simplemente, creo que no está acostumbrada, ya que hasta el momento sólo ha tomado leche materna — sí, era cierto, Jaseth ya había cumplido los cinco meses, y por recomendación de la pediatra, intentábamos ir reemplazando la leche materna, gradualmente, por comidas sólidas. Y hasta el momento habíamos fracasado patéticamente.

Jaseth apartó la cuchara con ambas manos, impidiéndome que la acercara a su boca.

— ¿Y si probamos sobornándola?

— ¿Cómo? — le pregunté a Marcus extraña por su repentina idea.

— Ya sé... — Marcus se acomodó en su silla y se reclinó en dirección a Jaseth, llamando la atención de esta — si comes la papilla te pondré Peppa Pig en mi computadora, ¿trato hecho?

Jaseth se alegró de sobre manera a la simple mención de ese horrible programa, aplaudió en señal de estar completamente de acuerdo, cosa en la que yo debía discrepar.

— Ah, no, no... no quiero que Jaseth vea a esa cerda deforme. Dicen que hace que los bebés crezcan con retraso. Lo leí en una publicación de Facebook, y me confío de ella porque estaba muy bien escrita, no tenía ni una falta ortográfica. Eso quiere decir que no fue publicada por un adolescente cualquiera desde su habitación sucia.

Marcus me miró de manera aburrida. Como si acabara de escuchar la mayor de las idioteces.

— Tú mirabas los Teletubbies, y de ellos decían que los niños aprendían a hablar mal, y mírate ahora, eres correctora en una editorial literaria.

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