CAPÍTULO 10

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— Di pa... pá... papá — dejé de leer las líneas de la carpeta para centrar mi vista en esos dos.

Jaseth estaba sentada en la sillita de bebé mientras chupaba el juguete mordisqueador para llenarlo de babas, mientras Marcus, sentado enfrente suyo intentaba darle una clase de pronunciación fonética.

— Pa... pá — Marcus lo decía de manera lenta y separando cada sílaba —. Vamos, Jaseth, intenta decir pa...pá.

Jaseth como respuesta succionó el juguete y dejó un hilo de baba pegado a este.

Sonreí con ternura. La escena era divertida al igual que dulce como el azúcar.

— ¿Sabes que aún es muy pronto para que hable?, apenas tiene dos meses — interrumpí su clase.

Marcus giró para verme.

— Nunca se es demasiado temprano para aprender.

— ¿No era tarde la frase? — pensé intentando recordar el refrán original.

— Puede que sí, y por eso mis esfuerzos no van a ningún lado.

Reí mientras daba vuelta a la página y señalaba sobre esta una anotación con marcador amarillo. Había impreso el manuscrito de las batallas espaciales y la esposa infiel. Me había cansado de corregirlo desde la computadora. Con cada página que leía en una pantalla, sentía que mis ojos se iban convirtiendo, gradualmente, en huevos fritos. Marcus caminó hasta sentarse junto a mí en el pequeño sillón, tan pequeño que nuestros codos quedaron apretujados uno contra el otro.

— ¿Qué lees? — curioseó el manuscrito de reojo.

— Es del trabajo, tengo a mi cargo esta novela de ciencia ficción... se trata de un capitán de una nave espacial que comanda una guerra contra una especie inteligente de otro planeta. La historia es interesante, pero parece haber sido escrito con los codos — él me mira curioso, sin entender muy bien a qué ha venido mi comentario —. No podemos publicar una novela en físico en la que aparecen palabras tales como "estaba" con "be" chica, y "espacio" con "ese".

— Es un trabajo importante, ¿el de correctora? — lo preguntó, pero sonó más como una afirmación, como diciendo: ¡Felicitaciones!, lo lograste, conseguiste un buen trabajo.

— Lo es — respondí. No podía decirlo, pero lo que más me agradaba de mi trabajo era que estaba por encima de Juno, al ingresar, gracias a mi título universitario, fui nombrada con un cargo superior a esa cucaracha que sólo era una simple ayudante. Miré a Marcus y pensé en algo — ¿Por qué tú... nunca vas a trabajar?

Pues, ¿cómo pudo comprarse esa enorme casa si nunca lo veo trabajando?

Marcus se rio un poco por mi pregunta.

— No sé qué piensas de mí, pero siempre trabajo — dijo y me señaló su computadora portátil —. La mayoría de los trabajos, que me asigna mi empresa, puedo hacerlos desde casa... sólo voy para las reuniones y para presentar los proyectos una vez estén terminados.

Marcus prendió su computadora para mostrarme el trabajo que estaba haciendo en ese momento. Era una especie de plano, mucho no lo entendí, ya que no era experta en eso, pero pude entender que era un mapa de un edificio.

— Este es el plano de un centro comercial que quieren inaugurar dentro de unos meses. He estado coordinando con el arquitecto para hacer este plano del edificio.

— Oh, es genial — le dije intentando descifrar lo que decían esas líneas y rectángulos —. Este también es un trabajo importante — concordé, yo no era la única que tenía trabajos pesados entre manos.

FLASHBACK IIIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora