He notado que Marcus iba a su casa, ¡supuestamente!, todas las mañanas. Le pregunté por qué lo hacía, y su respuesta fue: No puedo dejar la casa sola tanto tiempo. Sí, sí, lo sé, seguramente dirán que estoy exagerando, pero ya no pensarán lo mismo cuando les cuente lo que sucedió esta mañana cuando me levanté.
El llanto de Jaseth fue mi despertador. De lo primero que me percaté fue del frío que había quedado en su lado de la cama por su ausencia. ¿Hacía cuánto que se había levantado para que desapareciera su calor corporal de las sábanas por completo?
Caminé hasta la cuna, tomé a Jaseth y la llevé conmigo hasta la cama. La amamanté mientras no podía sacarme de la cabeza la ausencia de mi compañero de cuarto.
— ¿A dónde habrá ido tu padre? — le pregunté a la bebé, pero esta no me contestó ya que estaba muy ocupada alimentándose — Sí, sí, sé que dijo que iría a su casa, pero ¿y si... — un nudo se formó en mi garganta, pero lo tragué de vuelta con algo de dificultad — ¿y si me mintió? ¿Y si fue a ver a esa asquerosa y maldita cuca...? — me arrepentí al usar palabras tan fuertes delante de mi bebé —. Lo siento, Jaseth, pero estas son palabras de adultos, no las escuches y mucho menos vayas a reproducirlas. Odiaría que tu primera palabra fuera "cucaracha".
Y me reí de mí misma. Jaseth me acompañó con una carcajada, aunque la pequeña no sabía de qué nos reíamos. Me cubrí el pecho y le di un besó en la mejilla a Jaseth. Era tan linda cuando reía.
Escuché que alguien abría la puerta. Era Marcus, no supe bien cuando, pero se había adueñado de la copia de la llave y sin permiso. Lo regañé por eso, pero no se la pedí de vuelta, pues, si viviría aquí a partir de ahora, también necesitaría una copia.
— Buenos días — me dijo con una sonrisa, y luego tomó a Jaseth de mis brazos con cuidado. La alzó sobre su rostro y le repartió un par de besos en las mejillas, mientras la bebé se reía a carcajadas. Amaba que jugaran con ella en lo alto, al parecer no tenía problemas de vértigo —. Buenos días a mi bebita.
— Buenos d... — me detuve cuando me percaté de algo que no había notado antes en su brazo.
Tenía un arañazo en toda la extensión del brazo. Como si alguien hubiera clavado sus sucias uñas de manera pasional sobre su piel. ¿Quién...? ¿Quién diablos había hecho eso?, y lo más importante, ¡¿Qué había estado haciendo Marcus con esa persona para que se las hiciera?!
— ¿Qué sucede? — me preguntó Marcus cuando vio que interrumpí mi saludo de manera abrupta. Sentó a Jaseth sobre su brazo y ambos me miraron con curiosidad.
Estuve a punto de preguntarle con quién diablos había estado, ¡qué maldita mujer había dejado su marca sobre su piel! Y por qué diablos lo exhibía de forma tan desvergonzada, como si yo no pudiera ver que me estaba engañando ante mis propios ojos, pero me detuve, tenía que mantener la calma. Ya me encargaría de esa cucaracha a mi manera.
— ¿Por qué estás enfadada? — al parecer no pude ocultar mis emociones de Marcus.
— Tú sabes por qué — le dije mientras me daba media vuelta y buscaba ropa formal para cambiarme.
— ¿Qué? — Marcus pareció confundido, pero su actuación no funcionaría conmigo. Al parecer, seguía siendo un sucio infiel — No entiendo a qué te refieres.
— Dijiste que ibas a enamorarme de vuelta — le dije mientras me colocaba una pollera de tiro alto y entallada hasta las rodillas, frente a él. No temí por el pudor, estaba bastante enojada como para fijarme en eso —, pues, no lo estás haciendo muy bien.
— ¿Qué? ¡Espera!, ¿a dónde vas?
— Tengo trabajo — le dije, colocándome unos zapatos de tacón bajo —. Hazme un favor y cuida de Jaseth en mi ausencia.
ESTÁS LEYENDO
FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.