El lugar de trabajo se había vuelto algo incómodo desde que Caleb había conocido a Marcus en persona. Si bien no me ignoraba, ya que eso sería una actitud muy inmadura para alguien como Caleb, debo admitir que ya nada era como antes. Nuestra relación de camarería se había desecho, hecho pedazos. Ahora no éramos más que simples compañeros de trabajo, él mi jefe y yo su empleada. Nuestras conversaciones no se extendían más de expresiones como: "Buenas tardes", "¿Puedes enviarme el archivo a mi correo?", "Necesito que revises este manuscrito", "Buen trabajo" y "Hasta mañana". Se había convertido en un círculo vicioso y repetíamos esa conversación de rutina, día tras día.
Era triste haber perdido mi amistad con él, mi corazón se estrujaba con dolor al ver cómo nos volvíamos más lejanos con cada día que pasaba. Incluso me daba un poco de ganas de llorar, verlo allí, del otro lado de la sala, metido en sus cosas, luchando consigo mismo para no volver en mi dirección. Pero tuve que obligarme a mí misma a no pensar mucho en eso, por más que doliera. No tenía tiempo de lamentarme. Tenía una venganza en manos que llevar a cabo. Había llegado el momento, al fin me había decidido, hoy sería el día que le pondría fin a todo. Esa era la única manera de aclarar mi corazón, estaba segura.
Adiós a la maldita cucaracha.
Había estado toda la semana investigando el trabajo de Juno. Al parecer le habían encargado que llevara el manuscrito, ya corregido y editado, a la imprenta, donde se manufacturaría la primera tirada de una nueva novela. Esta vez la corrección no había estado a mi cargo. Así que cuando todo explote, yo estaría a salvo de cualquier inconveniente que pudiera salpicarme.
La chica que ocupaba la computadora de al lado, era la encargada de corregir el manuscrito, así que me entretuve en mi computador hasta que vi que ella terminó su trabajo.
— Caleb, ¿pudo revisar la corrección del manuscrito? — le escuché preguntarle al jefe desde su asiento, ya que él no se encontraba muy lejos.
— Sí, lo he hecho. Has arreglado bien lo que te pedí. Ya puedes dárselo a Juno para que lo lleve a la imprenta.
— Oh, qué bien — dijo mientras se estiraba en la silla con algo de pereza. El trabajo la había agotado, y lo entendía, porque yo era una correctora al igual que ella —. Estoy tan agotada, como me gustaría irme temprano hoy, ya que terminé todo mi trabajo... — dijo con obvias intenciones de que Caleb la escuchara.
Caleb lanzó una suave carcajada.
— Has hecho un buen trabajo, puedes irte a casa.
— ¡Gracias!, eres el mejor, jefe — Caleb volvió a reírse, pero esta vez algo avergonzado por el cumplido. La chica juntó sus pertenencias y dejó un pendrive sobre el escritorio —. Si Juno pregunta, dile que dejé el manuscrito en este pendrive, ¿crees que puedes decírselo? — le preguntó la chica. Caleb estaba concentrado en su trabajo, así que sólo le respondió levantando el pulgar.
— Gracias — dijo la chica —. Nos vemos mañana.
Miré la memoria externa como era dejada sobre el escritorio, a unos centímetros de mí. Qué conveniente.
La chica se colocó su chaqueta y salió por la puerta, con una enorme sonrisa de realización. Me quemó un poco la conciencia pensar en lo que haría después de todo el tiempo y trabajo que había dedicado mi compañera a ese manuscrito, pero... mi venganza era más importante.
Pasamos varios minutos en silencio. En el lugar sólo éramos Caleb y yo. Escuchar el sonido de las teclas de la computadora de mi jefe me impacientaba. Por un lado, estar nosotros solos después de lo sucedido, volvía el ambiente malditamente incómodo, y segundo, necesitaba robar esa memoria sin ser vista. Cada tanto le enviaba una mirada al pendrive que estaba en el escritorio siguiente. Tenía que actuar rápido, antes que llegara Juno por él.
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.