Abrí los ojos y me quedé unos segundos desorientada, intentando entender dónde me encontraba. Pues la habitación no olía a humedad y el colchón bajo mi espalda no era tan duro.
Me senté de sopetón cuando lo recordé.
Esta era la casa de Marcus y yo estaba durmiendo en su habitación. Quise levantarme, pero no pude ya que tenía un Marcus dormido abrazándome por la cintura, dejándome completamente inmovilizada en el lugar. Sentí un poco de frío en mi piel expuesta, así que me tapé con una sábana hasta el cuello y apreté mis manos contra mi pecho con fuerza.
¿Qué diablos había pasado ayer conmigo?, se supone que iba a ser una mujer fuerte, iba a enseñarle a Marcus, el infiel, como no me recuperaría de manera rápida, que tendría que luchar y sudar para recuperarme. Le pondría las cosas difíciles... pero no, un poco de cercanía y me desespero, lo deseo como al aire para vivir. ¿Cómo puedo ser tan idiota?
Me asusté al notar que había una bola negra durmiendo a nuestros pies.
¡Ah, sólo se trataba de Arthy!, al parecer se había escabullido a la cama en medio de la noche, sin que nadie la notara.
Pasé mi vista de Arthy a Marcus y a este último lo fulminé con la mirada. Tomé una almohada para pegarle con esta y darle un susto. Pero me detuve, se veía tan... hermoso. Su espalda estaba descubierta, su brazo rodeaba mi cuerpo, y su mejilla se aplastaba sobre mi costado. Era una imagen tierna y sexy. Me despertaban diferentes deseos, por un lado, quería depositar un pequeño beso en su frente y sonreír como boba, y por el otro, quería levantar la sábana que lo cubría, para espiar la parte de su cuerpo que estaba oculta. Mi corazón latió con fuerza, pero no hice ninguna de las dos cosas.
Intenté ignorar el palpitar nervioso de mi pecho y me concentré en mis pensamientos. ¿Qué significaba lo de anoche? ¿Qué cambiaría ahora? ¿Había perdido?
No... yo no podía perder de manera tan fácil. No. Todavía no podía perdonarlo por ser infiel, y posiblemente nunca lo haría. Pues, su acción me había vuelto muy insegura. Cuando no lo tenía frente a mis ojos, mi cerebro conjeturaba miles de posibilidades, en las que todas, Marcus me engañaba una segunda vez. Era ridículo lo insegura que me hacía sentir, pero no podía evitarlo.
Ah... lo entendí, al fin. Haber compartido la cama con él una noche, no significa un paso atrás, no, no había perdido la batalla, ni muchos menos. Sólo me acosté con él porque quise. Era, simplemente, sexo, nada más. No había significado nada para mí, seguía pensando de Marcus y de nuestra relación de la misma manera. Estábamos en el mismo lugar.
— Es sólo sexo — mascullé entre dientes, para convencerme a mí misma. Sí, lo era y no tenía por qué preocuparme por ello.
Podría acostarme con Marcus o cualquier otro chico y no cambiaría nada. Y Marcus podría hacerlo también, ya que no somos nada...
Un nudo se agolpó en mi garganta al pensar en eso. Dios, pestañé repetidas veces hasta apartar las inminentes lágrimas. Logré contener el llanto después de respirar profundo un par de veces.
Pegué un salto en el lugar, que obligó a Marcus a despertar de sopetón cuando escuché a Jaseth chillar desde la habitación continua. Me estaba reclamando para que la alimentara.
Marcus miró en ambas direcciones de manera desorientada. Tardó unos segundos en entender lo que sucedía. Yo aproveché su confusión de recién despertado para librarme de su agarre y buscar mi ropa para vestirme velozmente. Fui hasta la habitación donde descansaba Jaseth, ella lloraba muy fuerte. La tomé entre brazos e intenté alimentarla, pero ella rehuía de mí.
– No tiene hambre, al parecer – dijo Marcus, algo que parecía evidente.
– ¿Qué le sucede? – comencé a impacientarme cuando Jaseth no quería parar de llorar.
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FLASHBACK III
Romance*ADVERTENCIA* Esta historia es la tercera parte de "FLASHBACK". Puedes encontrar las precuela en mi perfil.