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- Hazlo ya... - digo resignado tocando mi frente por la frustración.

- ... El... Qué... - pongo los ojos en blanco, cruzándome de brazos.

- No sé ni para qué me molesto en decirte tan siquiera algo...

- Vamos... Conde... No es... - al callar, sus hombros temblaron aún más, como tratando con sus pocas fuerzas en aguantarse y que a pesar de que tiene volteado el rostro, se puede ver perfectamente el tipo de expresión que tiene.

- Bien - abro el abrigo con el propósito de dejar a la vista lo que es evidente de crecimiento. Por supuesto, cubierto de mí siempre única prenda - Undertaker - me aproximo hasta llegar a un lado de él quien está detrás de su raro escritorio - Undertaker - lo vuelvo a llamar al no hacer caso a la primera vez - mírame - sentencio colocando mis manos en la cadera - ahora.

Se coloca una mano en su boca mientras poco a poco va girando su rostro a mi dirección.

Tiene los ojos cerrados, pero que lentamente va abriendo hasta visualizarme. Su mirar me recorre hasta llegar al punto que con clara obviedad he dejado al descubierto.

- Ji... - vuelvo a poner los ojos en blanco ya cansado de su falsa abstinencia a sus burlas.

- Mientras te debates entre reírte o tragártelo - doy media vuelta sobre mis talones - me adelanto a acomodarme para que hagas lo que tengas que hacer. Sebastian - con solo llamarle, sabe que tiene que seguirme.

Al dar tan solo cinco pasos, el estallido esperado ha dejado escucharse como el perfecto lunático que lo caracteriza. A estas alturas ya estoy más que acostumbrado, así que le resto importancia.

- Le ayudo.

No era necesario darle una respuesta, mucho menos negarme a su ayuda. Desde que... Las cosas tomaron su camino esperado, ha dejado de incomodarme su cercanía.

Se agachó lo necesario para luego cargarme entre sus brazos, dejándome sentado en la camilla de revisión.

Aunque fue una brevedad de segundos que estuve en su cercanía, dentro de mí, en el lugar donde debe estar mi corazón, algo se sintió punzar. Y ya no es la primera vez...

- Joven amo - su voz me sacudió a la realidad.

- ¿Qué? - al mirarlo, noto como se va acercando hasta el punto de casi combinar nuestras respiraciones - ¿Q-qué haces? - pongo mi mano a la altura de su pecho, deteniéndolo - Undertaker está cerca... - digo susurrando con algo de nerviosismo.

- Solo quería comprobar su temperatura - dice con un gesto de sorpresa - sus mejillas estaban algo coloradas y pensé que podía ser algo de enfermedad, aunque - toma la mano que había puesto en él y la lleva a la altura de su boca - parece ser que ese no es el caso - me mira entre coquetería y burla - ¿acaso su mente estaba recordando algo en especial? No sé ¿puede, tal vez lo que pasó anoche?

Esas palabras bastaron para hacer de mi rostro un horno que es seguro que debo estar rojo hasta las orejas.

- Tú... - antes no había bromeado o insinuado el tema tan así de directamente... Es vergonzoso... - cállate, idiota.

Le quito mi mano para pasar a intentar acostarme, tanto para cortar la plática como para acomodarme.

- Yo puedo - le digo al notar su intención, pero a este solo le causó gracia...

- Veo que ya está listo la futura madre - al no estar del todo de buen humor, fulmino al shinigami ante tal comentario - está bien, está bien - alza las manos como símbolo de rendición - el futuro padre, bueno - mira a Sebastian - padres.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora