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- ¿Sigue durmiendo? - pregunto en un bostezo sin quitar mi rostro de la almohada.

- Sí. - regresa donde estoy una vez verificado que ella está inactiva. - ¿Desea un té, agua?

Al quedarse parado frente a mí, me permitió observarlo de abajo hacia arriba trazando con los ojos cada línea de su figura que solo la camisa blanca y su pantalón negro le cubren lo que anoche no lo hizo.

Me erizo al concentrarme en cierta área en particular ante el recuerdo que se encuentra fresco en la mente, en el cuerpo, pero ante todo en las manos y en la...

- ¿Se puede saber qué cosas para nada inocentes yacen rondando en su imaginación?

- Nada de lo que tu seguramente insinúas. - cierro los ojos para evitar ver la causa de este estado bochornoso.

Bajé la guardia terriblemente y en todos los sentidos...

- Un gran mentiroso. - se ríe con burla - No tiene nada de malo admitir que le gusta ver mi cuerpo. No crea que no lo he notado desde hace tiempo.

- Estás siendo muy pretencioso.

- Y usted un mal actor.

- Cállate. Mejor ve por un té que ayude a relajar mis músculos. Lo necesito si pretendes hacer que me levante de está cama, maldito demonio.

- Si maldecirme es una forma de sacar el placer que le doy, estaré muy satisfecho de ser insultado. - sabiendo que respondería, optó por callarme con uno de sus mejores métodos: besarme – Además – alza mi barbilla – tengo que admitir que yo he quedado a lo que exista mucho más en el valor de la palabra "satisfecho"; fue todo un deleite, joven amo. No sabía que tenía esas habilidades extraordinarias – vuelve a besarme con un poco más de profundidad provocando que me ruborizara completamente -. Iré por su té. - me susurra en los labios – Pero más allá de lo que pasó físicamente – me dice desde la puerta – las revelaciones fue la mejor parte de todo – si de mis oídos pudiese salir humo por el bochorno, ya estaría como fumarola. - Descanse.

Cuando escucho la puerta cerrarse, dejo que la conciencia se acople al silencio.

- Idiota... Pero creo que yo lo soy más... - hundo la cara en la almohada para ahogar otro nuevo bochorno al pasar en la mente escenas de lo que anoche sucedió. Los cuerpos, los sonidos, las sensaciones, las... palabras...

He cavado mi propia tumba y no es algo de lo que pueda retractarme porque... al final es verdad...

Esto no hubiera pasado si confiara en la desconfianza.

Si... Me dejé manipular por aquel astuto demonio. Me dejé engañar.

Si... Así de idiota soy.

. . . . . . . . . . . . . . . . .

EN LA NOCHE ANTERIOR...

- ¿No le da curiosidad?

- Por supuesto que no. Deja de fastidiar. - respondo sin dejar de dar palmadas suaves a la espalda de Brisell que se encuentra en mi hombro después de haber terminado su leche, que a pesar de ya comer, aun lo consume - Si tanta - digo irónico - curiosidad tienes, pruébalo tu solo.

- No tendría gracia.

- Si lo tiene: te puedes "divertir" solo.

- ¿Acaso usted se ha "divertido" sin mí? - pregunta con un brillo en los ojos que me hace pensar que más que sentirse "ofendido", una idea ha surgido en su mente.

Eso no puede ser bueno viniendo de él sobre todo si yo estoy incluido en sus ideas.

- En absoluto. Siento la desilusión.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora