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La noche llegó con rapidez. Del momento me encuentro tomando un baño en la tina solo...
Solo...
- Creo que ya no lo estoy... - junto con esas palabra susurradas, toco suavemente el pequeño bulto naciente en mi vientre que por el tacto, siento como sutil se mueve, incomodándome un poco al ser algo al cual aún no estoy acostumbrado.
De hecho, el pensamiento me perturba y más la sensación, pero ya no me desagrada, del todo, como antes.
- Que semanas tan extrañas...
- Y las que faltan - escuchar esa segunda voz a mi espalda me hizo erizar del susto.
- ¡¿Qué no conoces el sentido del tacto al momento de hablar de la nada?! - con mis manos toco ese palpitar en mi cabeza por la sensación causada.
- Me disculpo si lo asusté - y lo dice como si no hubiera sido evidente... - pero estuve tocando y hablando - camina quedándose casi cerca de la tina - y me preocupé si le llegó a pasar algo - claro... Se preocupó... - por eso entré hasta que me alivió verlo bien e incluso hablando solo - esto lo dijo con una sonrisa de lado algo burlona.
- Tsk - lo miro mal - como si tu no lo hicieras... A todo esto, ¿que haces aquí?
- Vine como es lo habitual.
- Si... Pero me refiero aquí - señaló el lugar.
- Ya le expliqué - me mira con una ceja alzada.
- No, me refiero a... Ah, olvídalo. Necesito terminar de bañarme.
- ¿Gusta que lo ayude?
- No. Estoy bien. En un rato salgo.
- De acuerdo, entonces, lo espero fuera - con el mismo silencio en el que entró, igual salió dejándome, bueno, dejándonos, de nuevo solos.
Haciendo lo prometido, terminé después de un rato. Por supuesto, nunca dije cuanto era un "rato"
- Vaya, creo que el tomar baños largos es uno de sus pasatiempos favoritos - me dice al momento de que salgo con la toalla secando mi cabello.
- No lo llamaría pasatiempo, simplemente es un placer de vida. Todos tenemos algunos, incluso tú ¿no? Debes de tener - le digo mientras empiezo el cepillado en la cabeza.
- Hum - coloca su mano en su barbilla a manera de pensar - no creo tener algo al cual llamarlo de ese modo.
- Imposible - lo miro incrédulo - consumir almas no es, al ser una necesidad no cuenta ¿Que me dices de querer mantener todo en orden?
- Siendo sincero, eso lo veo como una costumbre que ahora hago en automático. Arreglar los desastres de otros, no es algo que disfrute.
- ¿Y los gatos? - pregunto caminando a entrar en las sábanas de la cama - eso no es un secreto que tienes una obsesión por ellos.
- Puede que tenga razón, tener uno entre mis brazos, es algo que disfruto infinitamente. Pero creo que sería todo.
- Es posible que todavía no lo has descubierto. Aún después de tus más de miles de años - esto lo digo con todas las intensiones - la vida podría sorprenderte.
- Eso ya ha pasado - lo miro confundido.
- ¿El qué?
- Que la vida ha llegado a sorprenderme.
- Y que es eso, si se puede saber - al menos en su vida personal, suelo tener esa línea de respeto.
- Bueno, desde que establecí un contrato con la persona más joven y que este albergue un carácter mayor a su cuerpo - empieza a contar con los dedos y lo fulmino con la mirada por aquel burlón comentario - tener que hacer las cosas como los humanos, aprendiendo desde cero para ser un mayordomo; no imaginar que disfrutaría un trabajo como este - lo vuelvo a mirar confundido notando mi expresión - ha implicado ciertos retos cuando siempre hago a la perfección todo y el tener que resolver casos con usted, resulta entretenido; los días son para nada monótonos - alza los hombros.
- ¿Y qué más?
- Y la situación más actual, son dos: haber perdido en control con mi contratista - al decir eso, siento un calor en las mejillas - y que esa acción tuviera consecuencias, el cual me ha resultado entretenido de observar su desarrollo. Sólo eso.
- Y-ya veo... Es larga la lista viniendo de ti.
- Supongo que si - por su sinceridad, siento algo de vergüenza y no puedo verlo a la cara - amo.
Cuando lo escucho llamarme, al regresar la mirada, tengo a Sebastian muy cerca de mi rostro, tomándola con sus manos enguantadas.
Percibo en sus ojos carmesí un destello muy penetrante, casi peligrosa, que sin poder evitarlo no puedo dejar de ver, acompañado de ruidosos latidos que proviene de mi pecho. Que por temor a que sean escuchados, decido interrumpir la posible evidencia.
- ¿Qué sucede? - por fortuna mi voz no me traicionó.
- Lo noto un poco pálido. Pensé que pudiera sentirse mal y no decirme - se aleja, volviendo a su posición derecha.
- Que tonterías dices - frunzo el ceño - estoy mejor que antes. Si me veo pálido es por las malas noches de hace semanas y que casi no dejas que me salude el Sol.
- Lo hago para evitar todo posible accidente, pero podemos acordar tiempos para que lo haga. No debemos dejar que la cabeza Phantomhive se marchite - esa maldita sonrisa burlona suya, hace que me cabree.
- El que carga con este peso soy yo. Yo debería estar más preocupado y no es así. No estoy enfermo ni inválido. Puedo hacer algo tan simple como caminar hasta el jardín - un poco ofendido, me sumerjo en las sábanas como respuesta a que esta plática ha terminado.
- Lo sé. No está de más querer cuidar también a mi hijo - al darle la espalda, no sé que tipo de expresión tiene al decir tal cosa que ha provocado un extraño sentir.
Es muy raro decir y escuchar en voz alta palabras como "nuestro hijo". Un hijo de él y mío... Por donde le veas, esta situación rebasa la rareza.
- Dormiré...
- Antes de que lo haga, aún tenemos un tema pendiente ¿lo olvidó? - cierto...
- Tienes razón - con pesar me siento en la cama, apoyando mi espalda a la acolchada cabecera - hablemos - le hago señal de que se siente.
- ¿Ha pensado en lo que haremos para ocultar su embarazo, y más aún, cuando nazca?
- En cómo ocultarlo, si, lo otro no. Creo que conforme a la marcha ya se nos ocurrirá una buena y sobre todo, creíble coartada.
- Y más si llega a tener rasgos idénticos al suyo.
- O tuyos - dándome cuenta de lo que acabo de decir, y por la ligera expresión de él, no puedo evitar sentir bochorno - bueno - carraspeo - el primer paso es que al cumplir los tres meses nos iremos de la mansión para terminar con los otros tres. Mientras estaremos ocultando esto - señaló mi vientre por lo obvio - usando ropa holgada, evitando salir que no sea de aquí y básicamente dejar en claro la no bienvenida a aquellas visitas inesperadamente insistentes - en mi mente pasan los nombres de: Elizabeth, Soma y Lau - así que notifícales mañana que estaremos fuera por unos cinco meses o más, aunque no sea del todo verdad, pero para prevenir que "vengan" - entre comillas lo digo - y no me encuentren.
- Entendido ¿qué pasará con los trabajos de la reina?
- Ha llegado a pasar que no llega nada un largo rato, así que esperemos correr con la misma suerte, sino, lo veremos igual en su momento.
- Sobre el irnos de la mansión a los tres meses ¿dónde será? No contamos con la residencial, ya que ellos ya regresaron - refiriéndose a Soma y Agni.
- Eso te lo encargaré también. Consigue un lugar que no sea en la ciudad, pero que podamos llegar al poco tiempo para ver a Undertaker sin problemas, y al tiempo de que estemos "lejos", pero a la vez cerca de aquí, para que vigiles a los otros y no destruyan nada en nuestra ausencia. Tampoco es vital que sea tan grande como esta, que tenga lo necesario bastará.
- Así será.
- ¿Falta algo más?
- Del momento hemos aclarado todo. Debemos ir dejando todo en orden entonces. El tiempo pasa rápido, así que le sugiero avanzar sus pendientes, puedo traerle los papeles aquí si así lo desea - lo miro con desaprobación - sé que no está invalido, que puede caminar; ya me sé todo el diálogo, pero pienso que si podemos evitar la fatiga o pérdida de energía innecesario, mejor. O igual puedo llevarlo yo hasta allá e ir por usted en los tiempos de comida, y el término de sus deberes, así no tendría excusa alguna - dice con una sonrisa de dar en el clavo para dejarme sin salida para evadir los papeles.
- Estás exagerando ¿sabes? - me cruzo de brazos.
- La exageración está bien cuando se trate siempre de su cuidado y bienestar, más si son dos - a pesar de que es algo que sé bien, su tono serio me caló.
- Eres persistente - lo digo en un tono bajo como reproche, evadiendo la mirada para no visualizar la profundidad de sus ojos.
- Cuando se es necesario - noto una risa en su voz que al dirigir mi visión de nuevo a él, en efecto, sonríe, la diferencia es que no es de burla...
- ¿Qué sucede? ¿Tengo algo en la cara? - se empieza a tocar como buscando lo que "veo".
- No es nada, solo... Tengo sueño.
- En ese caso - se levanta para acercarse - duerma bien. Estaré velando su tranquilidad - terminando de arroparme, camina hacia su lugar.
- Buenas noches - sin esperar su respuesta, dejo caer la conciencia esperando con todas mis fuerzas no despertar con aquellos inmensos dolores, y si no... Sé que él estará ahí para mí, para nosotros.

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¡Gracias por la espera! Ya ansiaba escribir en esta historia. Un consejo: nunca crean cuando les digan que el Home Office es poco o más descansado. A las personitas que estudian sé que sintieron lo mismo.
Espero de corazón se encuentren todxs bien, con esta pandemia y los que viven en los estados donde ocurrió y se sintió el sismo hace unos días en el país: México.
Créanme que me encanta leer sus comentarios, me hacen sentir mucho: me hacen reír, me conmueven con sus palabras: todo. Y nuevamente, gracias por el apoyo ;) nos leemos pronto.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora