Hermoso accidente

15

- ¿Qué sucede? - le pregunto al ver a Sebastian arreglando la cama.

- El clima amenaza con volverse una noche agitada de lluvia, y por los relampagos, algo ruidosa. - dice con elocuencia - en consecuencia caerá la temperatura. Por eso coloco sábanas más gruesas.

- Ya veo - me acerco a la ventana para observar el movimiento ya turbio del cielo oscuro - parece ser que a partir de hoy podremos tener el clima así más seguido.

Desde el suceso en la tarde con el bebé sacando sus pequeñas mañas de manipulación... No volví a tener ninguna cercanía de contacto con Sebastian. Me las ingenié para hacer que "alguien" ya quedara más que satisfecho con su hazaña... Aunque la actitud de él me ha resultado algo extraño...

Sin embargo... Todo ese tiempo mi cabeza se encargó de atormentarme una y otra vez con la sofocante plática con Undertaker.

- ¿Qué tal su baño? - la pregunta hace que quite mi vista de la ventana, donde me perdí en mis pensamientos.

- Bien. Agradable - me abrazo al sentir una ligera brisa colarse por el vidrio.

Antes de quitarme de ahí, vuelvo a observar por la ventana con determinación.

- Te encargo un poco de leche tibia - camino hacia el tocador para peinarme.

- ¿Insomnio? - me mira una vez terminado su labor.

- Por si acaso... - le doy la espalda para que no note mi expresión consternada.

- En un momento regreso.

No es hasta que le escucho alejarse para bajar el cepillo, dejándolo en su lugar.

Inhalo y exhalo casi como terapia para calmar mis nervios.

- Estaremos bien... - susurro a mi vientre mientras lo acaricio, aunque realmente esas palabras sean más para mi.

Con cuidado me meto entre las sábanas que sin duda emanan protegernos del frío provocado por la ya próxima lluvia.

Solo espero que esto sea suficiente para resguardarnos más que eso...

Sumergido en la incertidumbre, no me percato del transcurso rápido de los minutos, hasta que veo a ese ser de negro ingresar por donde se fue.

- Le traje miel. Sé que le gusta - lo miro con un poco de desconfianza - ¿qué ocurre?

- ¿Quién eres tú y qué hiciste con mi estricto mayordomo? - ante mi comentario, él se ríe con gracia.

- Supervisaré la cantidad no se preocupe. No le hará mal endulzar sus sueños - vuelvo a mirarlo aún más incrédulo, pero tomando la taza vertiendo la miel.

- No lo sé. Haz estado muy... Raro... - disfrutando del olor de la bebida, la bebo con mucho agrado suspirando al terminar.

- ¿A qué se refiere con "raro"? - le doy la taza ya vacía.

- Hmn... - coloco una mano en mi barbilla tratando de buscar la expresión. Ni yo mismo sabría decir el "qué" - de buen humor ¿quizás? - mi respuesta lo tomó por sorpresa. ¿Acerté?

- Supongo que podríamos ponerlo en esa línea.

- ¿Se deberá a que ya no lideras con tanto estrés laboral?

- Nunca he tenido estrés laboral - me dice con una ceja alzada. Casi ofendido - solo me estresan a quienes entran en lo laboral.

- ¿Me debo preocupar? Hoy fuiste a observarlos ¿Cuál fue el resultado esta vez?