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¿Ya amaneció? Siento que algo fastidia mis ojos a pesar de que están cerrados.

Me giro del lado contrario para evitar esa incomodidad tapándome toda la cara. Intento volver a dormir, pero ya no logro concentrarme y disfrutar de otro sueño.

Ah... Que fastidio.

Rindiéndome, opto por despertar, notando que en efecto ya amaneció, donde una pequeña luz se ha colado en la habitación. El reloj de la mesita de noche me deja saber que mis sentidos se activaron antes que viniera el responsable de hacerlo.
Aprovecho la oportunidad y me dirijo al baño con sumo cuidado, para luego apurarme a vestir.
- Tomaré su despertar como algo positivo - es lo primero que me dice el mayordomo al darle permiso de pasar.
- Para mi no tanto. Quería seguir durmiendo, mas no pude - dije sin culpa mientras me arreglo el cabello con el traje puesto, pero desarreglado.
- Aun tenemos que ajustar sus trajes, por fortuna terminé algunos, mientras lo cuidaba - abre el ropero para sacar uno, eso significa que deberé cambiarme... - incluso lo dejé un poco grande para permitir más espacio para el crecimiento, solo vamos adaptando.
- Estuviste en vela entonces.
- Por supuesto y la buena noticia es que durmió placenteramente - lo había olvidado...
- Es cierto. No tuve dolor alguno. Undertaker acertó al decirlo.
- Va muy en serio con su papel de doctor - se acerca con el traje en manos - le ayudo a cambiarse.
- Puedo hacerlo - lo miro mal.
- Sé que si, pero quisiera ver el resultado.
- Y lo harás, cuando termine - alzo una ceja.
- De acuerdo, ya entendí. Sé que aún debe incomodarle mi cercanía - lo dice en un tono fingido de dolido.
- No es eso - y claro que lo es, pero es darle poder sobre mi.
- ¿Entonces?
- Ya lo habíamos discutido. Quiero ser más independiente ¿eso está mal?
- Por supuesto que no, si estuviera en otras condiciones. Ahora debe tener apoyo para prevenir accidentes.
- Sigues exagerando. Además, no podemos seguir discutiendo lo mismo, se nos va a ir la mañana y no he desayunado.
- Permítame hacer esto rápido, y después lo podrá hacer usted.
- Ya. Apúrate - sonríe satisfecho - que quiero comer.
Cumpliendo su palabra, terminó en minutos, muy pocos si lo comparamos con lo que yo me demoro.
- Listo - al bajarme de la cama, siento como soy levantado para acabar en sus brazos.
- ¿Qué rayos haces? - pregunto acusatoriamente.
- Evitando que gaste energías y que me ponga pretextos - esta proximidad me molesta... - no se preocupe, lo bajaré antes de descender las escaleras, que es ahí donde pueden vernos - solo chaqueo la lengua a modo de respuesta.

En el camino, no hablamos casi mucho, siendo algo que estamos acostumbrados. A ambos el silencio no nos afecta.
- No se lo tome a mal - lo miro de re ojo para escucharle - pero si ha ganado algo de peso - hago una mueca de disgusto.
- No me lo tomo de ese modo - respondo con tono neutro - ya sabía que esto empezaría a pasar y sé que podrá empeorar, mas no es algo que quisiera escuchar - advierto con los ojos y él solo se ríe. Maldito...
- Llegamos - me baja con cuidado como lo prometido, al casi inicio de las escaleras.
- Recuerda avisar a los no deseados posibles invitados, de lo que hablamos - seguimos caminando - al igual mantén al tanto de eso a los demás aquí para que sepan actuar de ser necesario, temo por Elizabeth, que no se lo trague del todo y decida venir a comprobar por su cuenta.
- Lo haré al término de su desayuno.
- Joven amo - se acerca con entusiasmo el jardinero - es una alegría verlo por aquí.
- Ah, si. El trabajo ha sido mucho que no me ha permitido estirar las piernas. Más creo que podré hacer una que otra caminata - lo digo con intención para que alguien lo entienda.
- Entonces dejaré muy bonito el jardín para usted y pueda dar un paseo por ahí - con energía exclama.
- Gracias, Finny.
- Continúa con tus deberes, Finny - ordena el jefe de los sirvientes.
- Sí, señor - tal cual llegó, así se fue.
- Debo de estar al tanto de esos paseos - sonó a una orden, pero opto por dejarlo pasar.
- Si, padre... - digo sarcástico mientras seguimos caminando para llegar al comedor.
- Al menos no de usted - su contestación hizo que los colores se me subieran.
- Cállate ¿qué tal si te escuchan?
- Usted empezó - como detesto esa sonrisa de victoria.

La comida pasó sin ninguna anomalía, todo en orden y yo agradeciendo poder disfrutar los alimentos que incluso aún siento espacio para más.
- ¿Quedó satisfecho? - ¿soy tan obvio?
- Sí... ¿Por qué lo preguntas?
- Digamos que lo conozco lo bastante bien para deducirlo. No tiene nada de malo pedir otra porción. Ya sabemos el porqué de ello.
Me debato un poco en acceder. El sentir ese ligero gruñido en el estómago fue como ápice de la decisión que tengo el presentimiento de sí no le hago caso, no me dejara tranquilo.
- De acuerdo.
Por segunda ocasión termino de comer, y ahora si he quedado satisfecho.
- ¿Ha sido de su gusto?
- Como es de costumbre - me levanto - iré al despacho.
- Lo escolto.

No me opongo al saber que si lo hacía sería entrar en otra discusión.
Así como bajé al comedor, él me toma en sus brazos para perdernos entre los pasillos hasta llegar a la puerta que dice "bienvenido al trabajo".
- Recuerde que tenemos tres meses para dejar todo en orden - ingresa al lugar dejándome en la silla - así que debe enfocarse totalmente, pero no se sobre esfuerza y llame cuando lo necesite - camina a la salida - y ese paseo también entra dentro de esa línea, incluso si quiere escabullirse a dormir - se va para evitar que le respondiera.

Tres meses... Es seguro que hasta es poco tiempo y que aparecerá en un pestañeo.

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Hay capítulos que son necesarios que sean cortitos ;) Ciel tiene razón, el tiempo puede irse en un pestañeo.
Gracias por leer, por sus estrellitas, por sus bonitos comentarios y por todo el love que otorgan a la historia.
Muchos bellos saludos, deseándoles salud para ustedes, sus familiares y amistades.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora