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- Que agradable escena – es lo primero que dice Undertaker al vernos entrar al despacho – digna de una fotografía – con sus dedos simula el encuadre de una foto – una familia única en su tipo.

- Y que lo diga un shinigami único en su tipo... - digo en sarcasmo – me halaga.

- Oh vaya, el conde está de un humor positivo, ¿algo bueno pasó antes de que vinieran a atender a la visita? – suelta una risilla de pasado de listo.

- Si te has tomado la molestia de viajar hasta aquí, debe ser por algo serio – cambio sin arrepentimiento el tema.

Sebastian deja a Brisell en el cunero sobre el escritorio para que podamos verla en todo momento mientras yo me coloco en el sillón con él a mi lado, como mi mayordomo.

- ¿Este humilde servidor no puede solo venir a visitar sin que simbolice trabajo o malas noticias? – dice en forma actuada mientras se sienta frente a nosotros.

- Hablo desde mi experiencia.

- Y uno de ellos resultó positivamente, ¿no cree? – refiriéndose a la bebé quien continua ajena a la situación.

- ¿No gusta algo de beber o un aperitivo?, ¿un té? – interviene Sebastian.

- Le agradezco la amabilidad padre mayordomo, pero estoy bien así. Realmente vine a visitarles, a ver cómo ha crecido su primogénita y a ofrecerles mis servicios para cuidar de ella mientras ustedes investigan por y para la monarca.

- ¿Cómo sabes que nosotros...?

- La información es poder conde, y yo tengo uno que otros de ellos – se coloca de forma relajada en el respaldo, pero con una expresión de superioridad.

No por nada es una leyenda en su mundo...

- Cierto. Como pude tan siquiera sorprenderme.

- Está bien siempre sorprenderse por cosas que pudiera parecer nimiedades. Nos permite hacer de los días no tan aburridos. Se lo dice alguien que ha vivido lo suficiente y que a pesar de eso, existen... situaciones dignos de maravillarse. ¿No lo cree así mayordomo?

- Debo de admitir que en esta ocasión tiene toda la razón. Brisell ha sido un fortuito acontecimiento.

- Y no solo su nacimiento.

De verdad que no entiendo el tipo de juego que a veces se traen estos sobrenaturales. Sebastian se queja de mis "guerras de miradas" con Brisell, y ellos, a sus infinitos años de edad, están siendo infantiles al sostener una especie de enfrentamiento que no quiero comprender ni involucrarme. Capaz me vea arrastrado en el problema.

Carraspeo para cortar la tensión y continuar para averiguar la razón real de esta inesperada asistencia. Porque burlarse de la situación es tan solo un plus, un placer personal de él.

- Entonces te ofreces cuidar a Brisell – ahora yo intervengo - ¿por qué?

- Como ya le he dicho tiempo atrás conde, su primogénita es una criatura única, encantadora que no le teme a su servidor. No se ve muy a menudo bebés que puedan comprender a los adultos y por eso sería entretenido establecer una charla amena. Además de que me permitiría observar que tan complejo puede ser uno para que ella pueda comprender lo que se le dice.

- ¿Piensas experimentar con ella?

- ¿Por qué piensa de ese modo, joven padre? No tengo más motivos que esos mencionados. Anexando que me trae recuerdos de su versión más infante. Y debo decir que comparten cierto parecido – se para para poder ver desde su altura a Brisell – es más a...

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora