- ¿Quién fue el idiota que me dijo que confiara en Undertaker? – digo sarcástico y mordaz al abrir la puerta del despacho donde en la habitación visualizamos solo a Brisell acostada en su cunero portátil sobre el escritorio mientras juega con su peluche – ah, si ¡Tu, maldito idiota!
Acelero los pasos para ir hacia ella y así poder tomarla en brazos. Brisell al verme lo primero que hace es recibirme con su cálida sonrisa dejando al peluche para estirar sus manos.
- ¿Qué es esto? – tomo lo que Brisell me ofrece siendo un pedazo de papel.
- ¿Una carta?
- Eso parece – desdoblo la hoja mientras Sebastian obedece a la petición de la bebé para ser cargada – no sé qué me sorprende más, si el hecho de que se atreviera a dejarla sola o... que su letra sea... limpia. Algo para nada acorde a lo que es él...
- Joven amo, no debería juzgar de esa forma – me reprende con falsedad - ¿qué dice?
- Veamos – ambos nos sentamos en las sillas frente al escritorio para escuchar lo que el segundo idiota escribió – dice: "Querido conde, sé a primera instancia que debe continuar enojado cuando esté leyendo estas palabras; un odio hacia este servidor que es muy seguro que debió ya maldecir e incluso deseando su segunda muerte" – no lo había pensado así, pero... no era mala sugerencia.
- Nunca he matado a uno, así que no puedo saber que tan posible sea eso – responde al entender la mirada que le lancé al parecerme tentador la propuesta – son dioses de la muerte, ¿se pueden asesinar?
- O al menos masacrar – el estornudo de Brisell me hizo asimilar las tonterías que estoy diciendo frente a ella – "y no lo culpo – continuo con la lectura – considero que si estuviera en su lugar, los sentimientos serían los mismos. Un hijo, en su caso hija, es el todo de un padre. Mas no será necesario que pida al padre mayordomo cometer o el intentar hacer un homicidio. Quiero dejar en claro que cuando ustedes entraron por esa puerta, yo apenas estaría partiendo saliendo por la ventana. El diálogo con su primogénita culminó en el preciso momento en que ustedes también lo..."
- ¿Joven amo?
- Bastardo sepultero... - maldigo a lo bajo y con nerviosismo.
- ¿Nosotros también qué?
- Toma – le extiendo el papel de mala manera evadiendo la mirada. Sé que debo estar hasta las orejas de rojo – no quiero ser yo quien lea estas tonterías – me acerco al cunero para tomar el peluche – dame a Brisell – ella entendió mis intenciones por lo cual me facilitó el tomarla en brazos para regresar de nuevo a mi lugar – tu lee.
- Entendido – hojea con los ojos para buscar donde había pausado que al hallarlo dibujó en sus labios una ancha sonrisa de burla – antes de retomar la lectura, respóndame esto, ¿es por ello que le dio con qué entretenerse? – refiriéndose a la bebé – para evitar que ponga atención a nuestras palabras.
- Sí, ¿algún problema? – aunque lo digo rezongando, el rojo aun de mi cara no ayuda mucho – lee – vuelvo a ordenar – terminemos de saber todo este misterio antes de que en verdad lo mande a extinguirse.
- ¿Se puede saber con qué?
- Si existen demonios, shinigamis, ¿no es lógico que también los ángeles? Deduciendo que ellos tendrían la facultad de ponerles fin a sus infinitos siglos.
- Un buen razonamiento, pero temo decirle que soy lo suficientemente... capaz, para evitar ese corte a mi, como usted dijo, infinita vida de siglos – con su sonrisa cruel me hizo erizar toda la piel, dejándome claro de lo que su poder podría llegar a hacer.
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Hermoso accidente
FanficUn inesperado acontecimiento está por aparecer en las vidas de Ciel y su fiel mayordomo, Sebastian, que por juegos del destino, bajo la firma del curioso shinigami, Undertaker, se convierte en el responsable del cambio que nuestros personajes pasará...