- ¿Se puede saber por qué aún conservas todas esas cosas? - pregunto con los brazos cruzados mirando los objetos extendidos en la cama con algo de desprecio - creía que era evidente que esa situación pasada no se iba a repetir a este presente o a futuro.
- Uno debe ser precavido. Piense, ¿qué tal si la misión requiere que usted tenga que infiltrarse de una forma que no llame la atención?
- Sebastian, ignoro si no te has percatado, pero cuando he vestido de... mujer... pasar desapercibido es lo que menos hago.
El sonar pretencioso de mi parte es inevitable, aunque no me sienta orgulloso, al contrario, cargar con las miradas con ese disfraz fue, es y seguirá siendo incómodo.
- De acuerdo, tiene razón. La diferencia es que su identidad queda cubierta. Nadie sabrá que es el conde de apellido de renombre ni mucho menos el perro guardián de la reina.
- Sigues sin convencerme. Y siendo así el caso, ¿qué me dices tú?, ¿crees ingenuamente que a tí no te ubican? Créeme, estás lejos de pasar inadvertido. Te ubicarían más rápido que a mí.
- ¿Así?, ¿por qué lo dice? - pregunta con una sonrisa coqueta.
- Es obvio - controlo los nervios al comprender lo que él insinuaba - tu altura no ayuda nada. Te ves a metros de distancia. Y supongo que tienes una cara muy... peculiar.
- Defina peculiar.
Cierro la boca al notar que Brisell ha despertado de su pequeña siesta en la cuna y que como lo es habitual en ella, no demoraría en llamarnos como mejor sabe hacer.
- Si vamos a ir que sea ya - tomo a la bebé en brazos - aunque no me parece justo que yo también tenga que pagar por un trato tuyo, no mío.
No me importa haberme visto tan descarado al cambiar el tema de esa forma. Mucho menos me importa que él sonría satisfecho de mi huida; burlándose. Puedo soportarlo.
- ¿Pensaba ir a comprar en su verdadera apariencia con la gran posibilidad de ser visto y reconocido en la calle? O peor aún, que en un momento de coincidencia fuese con la señorita Elizabeth.
- En realidad pensaba que fueras tu solamente.
- ¿Dejándome a cargo de toda decisión? ¿De perder la oportunidad de ver algo que quizás llame su atención para Brisell?
Antes de responder miro a quien he percibido su insistencia azulina con un semblante de esperanza que en realidad yo llamaría soborno o chantaje.
Respiro hondo con resignación.
Todo lo que debo de hacer por ella...
- De una vez. Antes de que me arrepienta...
. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
- Esto es nuevo: le apena que su propia hija lo observe.
- Cierra la boca. Tú también lo estarías si ella te dedicara esa misma mirada. - señalo a lo que me refiero estando Brisell en sus brazos para que yo pudiera bajar con cuidado del carruaje, luchando con las telas abundantes innecesarias - Durante todo el trayecto no dejó de hacerlo. Teniendo otras cosas más interesantes por hacer como jugar con su peluche, no sé que me encontró de interesante.
- Compréndala. No le debe de ser fácil asimilar que usted es la misma persona, que es su ma... papá.
Desde que Sebastian usó la palabra "papá", no ha dejado de utilizarlo supliendo a la otra formalidad de ser llamado. Además, he percibido que cuando la usa, su voz e incluso sus facciones se suavizan, como que el decirlo es un desahogo de que tal vez lleva tiempo queriendo decirla.

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Hermoso accidente
FanficUn inesperado acontecimiento está por aparecer en las vidas de Ciel y su fiel mayordomo, Sebastian, que por juegos del destino, bajo la firma del curioso shinigami, Undertaker, se convierte en el responsable del cambio que nuestros personajes pasará...