30

6.2K 584 198
                                    

SEBASTIAN

Así que ya gobierna su mundo, eh...

CIEL

Mis párpados pesan... mi cuerpo, mis músculos, todo se siente aturdido.

No quiero despertar. Quiero... seguir... durmi...en...

El dormir pasa a desaparecer al instante. Mi conciencia de forma automática reacciona para recordarme que hay algo sumamente importante que atender provocando que abriera los ojos con violencia.

Con cautela me incorporo en la cama. De no haber sido por unas ligeras punzadas de dolor que provienen del abdomen que me recordaron ese pendiente que me costó muchas emociones, ya hubiera salido corriendo.

Brisell.

Dirijo la mirada a la cuna que se encuentra a escasos pasos de aquí, encontrando visualmente la nada.

El pánico se empezó a apoderar de todo mi sistema nervioso que a como pude me aproximé a donde alguien debería de estar y que quizás fue una broma de mis ojos y de las sombras que crea el fuego de la chimenea, el que la estuvieran ocultando. Pero no. Era real. Solamente su peluche estaba en su lugar.

A punto de llamar al único ser que podría encontrarla, el grito se vio ahogado en mi garganta al escuchar un chapoteo proveniente del baño de la habitación donde la puerta se encuentra entreabierta.

Si fuera alguien, Sebastian se hubiera encargado, ¿no?

Tomando la precaución de no hacer ruido, y evitar ser escuchado por quien sea o lo que sea que esté ahí, camino hasta llegar a la puerta. Antes de asomarme inhalo profundamente para tomar coraje y así intentar tranquilizarme para prepararme a actuar ante cualquier suceso que surja.

Toda frustración y manojo de adrenalina desapareció al ver la escena. Lo que me tuvo preocupado se encuentra aquí mismo recibiendo un baño en su propia tina.

Sebastian estaba concentrado sosteniendo el pequeño cuerpo de la bebé que con sumo cuidado la asea con el agua. Ella solo lo observa desde abajo con una expresión curiosa donde sus ojos destellan un brillo particular mientras agita sus brazos provocando ese sonido de chapoteo que antes había escuchado.

Sentía no poder despegar la mirada. Era una imagen tanto nueva como relajante. Era fresco ver a esos dos seres mirarse en conexión. Aunque era pequeña la sonrisa, Sebastian se la dedicaba de una forma que a mi parecer se veía genuina.

Doy un respingo cuando Brisell dejó de mirarlo a él para posar su mirar en mí, llamando la atención de su cuidador.

- Joven amo. Por fin ha despertado.

No había caído en la idea de la hora. Si la bebé está siendo aseada, eso significa que la noche ha terminado por ocupar su lugar en el cielo.

- Ah. Si – termino de ingresar al baño para llegar a donde ellos están – al parecer le gusta el agua.

- ¿A quién se parecerá? – ante la pregunta irónica, Brisell en su forma de responder nos sonrió sosteniendo su mirada azulina a mi persona – ella lo sabe bien.

- ¿Qué ha sucedido mientras dormí? – pregunto mientras me aproximo al lavabo para lavar mis manos y así ayudar en el baño de la bebé – me hubieras despertado.

- Usted más que nadie necesitaba descansar. Aquí está la esponja – con la cabeza me señala el lugar. Me acerco para tomarlo y me posiciono al otro costado de la tina – ya sabe como hacerlo. No tenga miedo.

- No tengo miedo... - respondo en un reproche ocultando la verdad.

Si. Admito que tengo un poco de nervios. Me ocasiona terror el poder lastimarla en un mal movimiento que pudiera hacer por falta de experiencia a pesar de que por un tiempo estuve practicando de forma intensiva.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora