¿Dónde estoy?... ¿Qué ha pasado?... Rayos... Mi cabeza palpita.
Con mucha pesadez abro lentamente los ojos, encontrando respuesta a mi primera pregunta: estoy en mi habitación de la mansión residencial.
De no ser por la luz de las velas, el lugar estaría oscuro, haciéndome saber que puede ser muy tarde. Sin embargo... ¿estos recuerdos fueron un sueño? Undertaker diciéndome que yo... y Sebastian... ¿padres? Y lo más absurdo: yo ¿embarazado? Tiene que serlo, no tiene lógica.
Observo la habitación como para encontrar alguna anomalía; todo en orden. Si estoy en pijama, quiere decir que si, en efecto, ha sido un sueño de mal gusto, o más bien una pesadilla.
- Vaya. Ya ha despertado – sin avisar, Sebastian entra a la habitación con una bandeja – creo que ya puedo avisarle al sepultero de su estado - ¿Undertaker? N-no... ¿no fue un sueño? - ¿qué le sucede? Se ha puesto pálido – se quita su guante para poner su mano en mi frente y yo solo lo observo aun atónito con la respiración agitada – estás frío. Llamaré al doctor. Por ahora bebe un poco de agua – aun sin hablar, tomo el vaso que me ha dado bebiendo todo el contenido con ansiedad al sentir mi garganta seca.
- Es- espera – lo detengo antes de que saliera – no lo necesito.
- Si lo necesita. Se desmayó en el local de Undertaker, tardó en despertar, está totalmente pálido ¿y dice no estar enfermo? – cuando se trata de mi salud o seguridad, se pone así – te recuerdo que en nuestro contrato dice que debo protegerte, así que, con su permiso – está molesto... el tutearme lo dice todo...
- Sebastian... - aún hay algo que tiene que saber y que tiene que aclararme... - hagamos esto – me escucha atento – quiero comer, de verdad tengo hambre, después tenemos que hablar y me darás la razón de lo que te estoy diciendo – no muy convencido puedo ver en sus facciones que cederá.
- De acuerdo – vuelve a tomar la charola que traía para depositarlo en la cama preparando la mesita – Undertaker ya me había mencionado que me dirías algo – casi me atraganto al escucharlo.
- ¿Qué fue lo que te dijo? – bebo la taza que me ha dado para poder pasar la comida.
- Realmente no mucho, ya que dijo que está en ti decirme. Solo me sorprendí el verte sostenido en sus brazos – no sé si fue mi imaginación, pero esto lo dijo con cierto tono de enojo – para luego yo traerte aquí – sacude ligeramente la cabeza.
- Ya veo – termino de comer y él quita todo dejando las cosas a un lado a la espera de lo que debemos hablar – Sebastian yo... - corto la plática al sentir unas enormes ganas de vomitar que sin perder tiempo me bajo de la cama para correr hacia el baño, cerrando con seguro y devolver todo en el bacín.
- Amo, abra la puerta por favor – le escucho tocar mientras continuo dejando el alma con la cabeza casi adentro – llamaré al doctor y no escucharé su negación.
- ¡N-no, espera! – con dificultad me empiezo a levantar – no es un... doctor que... necesitamos... - bajo la cadena para ir directo a lavarme las manos y la cara – dame un momento.
Cepillo mis dientes para poder quitarme el sabor amargo/ácido. Una vez listo respiro profundamente para encarar al maldito culpable de mi estado según el shinigami.
- Sé que piensas que estoy enfermo – es lo primero que le digo al abrir la puerta y verlo esperando – pero no es así.
- ¿Esto no fue más que evidente en saber que no estás bien? – se cruza de brazos.
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Hermoso accidente
FanfictionUn inesperado acontecimiento está por aparecer en las vidas de Ciel y su fiel mayordomo, Sebastian, que por juegos del destino, bajo la firma del curioso shinigami, Undertaker, se convierte en el responsable del cambio que nuestros personajes pasará...