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- Conde - mi cerebro cansado se vuelve a activar ante la voz de Undertaker - ¿cómo se encuentra?

- Como si me estuviera muriendo... - parpadeo lentamente.

- Oh, conde. Usted está algo... - calla intentando buscar las palabras - quizás no pronto para eso. Al menos no hoy. No por haber tenido a su bebé y que por cierto ahora está en buenas manos - es verdad...

- ¿Y dónde están? - miro al rededor solo hallando a quien entiendo que debe estar suturando mi piel.

- El mayordomo y padre de la criatura, fue a darle su debida limpieza y vestimenta. No demorará - me sonríe como leyendo mis pensamientos - y así usted pueda por fin conocerle.

Es verdad... su primera ropa. La cual elegí con entusiasmo cuando la vi en la tienda. Enseguida supe que ese debía ser lo primero que vistiera al nacer. Y eso lo haría algo muy especial.

- No sé cómo las mujeres pueden aguantar tanto. Yo sentí que toqué el mismísimo inframundo... - suspiro - son dignas de admirar. Creo que los hombres no podrían con ello...

- Bueno, usted pudo, ¿no?

- Hmn... Pero lo mío fue un evento...

- ¿Accidental? - sin evitarlo, la palabra usada me causó gracia por ser quizás la más adecuada para definir todo esto.

- Si... Eso creo - aunque también pensaba en extraordinario - Undertaker - lo llamo recordando que algo se ha pasado por alto - ninguno de los dos mencionó si fue niño o niña - evade la mirada como si se percatara de algo para después sonreír.

- ¿Qué tal si lo averigua por sus propios ojos? Y dentro de poco ya habremos terminado de cerrar el corte. Solo soporte otros minutos.

- Joven amo - quizás todo mi cuerpo y mi ser se sienten muy cansados, pero no lo suficiente para no ponerse nervioso ante la voz de él - lo ha hecho bien. Ha sido muy fuerte.

Con las pocas fuerzas que me quedan, giro la cabeza para verlo llegar a mi lado cargando un pequeño bulto envuelto entre una sábana.

- Alguien ya desea conocer a quien por meses le estuvo soportando.

Noto desde aquí como de esa sábana se deja ver un par de manitos que amenazan con tocar todo a su poder.

Sebastian maniobra con una facilidad, como si tuviera una gran experiencia, al bebé entre sus brazos para permitirme conocer por fin a la personita con quien mantuve infinidades de discusiones, que me controló a su antojo en contra de mi voluntad, que me obligó a acceder a sus caprichos, también me hizo subir de peso y pasar por dolencias que jamás proyecté pasar... Pero... también me hizo obtener nuevas experiencias que me han hecho cambiar, donde ahora veo muchas cosas desde otra perspectiva. Y ante todo... Tener nuevos sentimientos, nuevas emociones a pesar de que algunas no logro ponerles nombre... Al menos no ahora.

- Conozca a su bebé.

Mis ojos recorren con asombro cada facción de la carita de la pequeña criatura que me parece increíble de creer que de verdad estuvo dentro de mí por meses.

Si de por si mi corazón ya latía como loco, cuando poco a poco abrió los ojos para su intento de visualizar lo que tiene frente, fue el motor que terminó de causar una explosión en mí.

Esto es lo que llaman amor a primera vista. Más si viste con bonito traje amarillo con un curioso estampado de estrellas.

- El bebé es... - no podía quitar mi asombro al comprender la situación.

- Si. Todo este tiempo fue "la" - ríe con humor combinado de un toque alegre - ha tenido una niña, joven amo - una niña... - no sé usted, pero me siento un poco engañado. Pensaba que sería niño - ante el comentario, la bebé sonrió como si se estuviera burlando de lo que su otro padre dijo.

Hermoso accidenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora