- Es... Espera - con mi poca fuerza intento alejarlo. Lo inevitable se aproxima - voy a...
Dudo que no me escuchara. Al contrario, está haciendo lo opuesto a lo que le he pedido ejerciendo más presión sobre la zona sintiendo como me succiona de una forma que jamás imaginé sentir.
Ni siquiera sabía que esto se pudiera hacer...
- Deten... mhn...
Clavo las uñas en sus hombros conforme voy enloqueciendo con lo que él me hace hasta que mi espalda se arquea junto con la pronunciación en alto de mis gemidos en consecuencia de haber sido mordido en la punta provocando que sin poder anticiparme expulsara todo lo que mi cuerpo guardaba dejándola en aquella pecaminosa boca perteneciente al ser con quien tengo un contrato mortal.
Espero unos pocos segundos tratando de recuperarme hasta que caigo en la cuenta de mis acciones. O las de él.
- S-Sebas...tian, y-yo te dije que... - empiezo a balbucear por los nervios a flor de piel - ve al baño y escupe eso - sacudo sus hombros al notar que no me prestaba atención.
- No es necesario - por fin me mira y lo primero que me ofrece es su sonrisa de satisfacción.
- ¿Qué rayos hiciste? - pregunto agrandando los ojos al comprender que se había tragado lo que yo... - eso no es correcto y debe saber mal.
La palabra que me define en estos momentos sin duda es: estupefacto.
- Sabía que estabas loco, pero sigues rebasando tus límites - tapo mi rostro con mis manos para que no vea este maldito ser infernal mi enorme bochorno provocado.
- Es un buen cumplido - sin verlo puedo percibir su diversión en su voz - y permítame corregir su erróneo pensamiento.
- ¿De qué estás demente? No, no me equivoqué - le respondo sin salir de mi escondite.
- No creo que sea un demente, o al menos desde su vista humana quizás si lo sea - menciona con una risilla - regresando a lo anterior, lo que quiero aclararle es que he comprobado que todo lo que viene de usted es muy dulce. Por ende, no tiene mal sabor como lo sugiere usted.
Por un momento casi me convence hasta que recuerdo lo que es: un demonio. Es el menos indicado para hablar de ese tema.
- Lo lamento, Sebastian - quito mis manos para encararlo tragando mi vergüenza - pero no puedo creerte eso. No viniendo de ti - alzo una ceja de ironía.
- ¿Por ser demonio y no tener un buen sentido del gusto? - asiento con la cabeza en confirmación - tiene razón. No puedo negar ese pequeño... Detalle en mi naturaleza, pero créame que para mi, su sabor - mi piel se eriza de solo recordarlo - es dulce, agradable y único.
Muerdo la parte interna de las mejillas para tratar de evitar que se pongan rojas. Ya demasiada vergüenza he pasado ante sus ojos. Y el autor ha sido él.
- Si no me cree, hay una forma de comprobarlo.
- No pienso hacer eso a mi mismo - digo exaltado - aparte de que es prácticamente imposible.
Dicho esto, lo que recibo de su parte es una risa de burla.
Se reía de mi y a pesar de eso... No me molestó... Al contrario, me empezaba a contagiar escucharle reír de esa manera tan natural, tan contadas las veces que se deja llevar produciendo en mí comodidad, que puedo bajar la guardia solo con él.
- Sabía que aún conservaba inocencia - suelta con un ligero timbre en su voz de que sigue controlando su risa anterior - que para ser honesto agradezco.

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Hermoso accidente
FanfictionUn inesperado acontecimiento está por aparecer en las vidas de Ciel y su fiel mayordomo, Sebastian, que por juegos del destino, bajo la firma del curioso shinigami, Undertaker, se convierte en el responsable del cambio que nuestros personajes pasará...