| 041 | Derek Hale | Comenzar de cero 2/3

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Solo cinco minutos, la vida es eterna en cinco minutos

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Solo cinco minutos, la vida es eterna en cinco minutos. Su cuerpo, su pelo, su olor, su esencia, todo de él la hizo sentir en casa de nuevo. Pero un leve sentimiento de culpabilidad amargó el momento.

— ¿Jordan? —escucharon una dulce y algo tímida voz desde su espalda. Lise no la reconoció, pero él sí, y por eso se separó de la pelirroja mujer de inmediato.

—Maddie —pronunció su nombre con dificultad. Pero al verla supo que lo hecho había estado mal, que no podía permitirse sentirse de esa manera nuevamente, como si estuvieran en el pasado.

— ¿Todo bien? —preguntó dulcemente la pelinegra. Aunque un leve nerviosismo se asentó en su estómago al ver como la mujer pelirroja que no conocía parecía luchar contra unas lágrimas que amenazaban con salir de sus lindos ojos verdes.

—Todo bien —repitió. Jordan se alejó unos pasos de Lise, los que caminó hacia Maddie sintiéndose horrible por seguir deseando el contando de la pelirroja—. ¿Pasó algo?

—No amor —sonrió tranquilizadora—. Solo tardaste en volver y me preocupé.

Amor... Golpe duro con solo escuchar aquella palabra. Pero sinceramente, ¿qué más podía esperar? Era estúpido creer que después de tantos años y tanto dolor, él no encontraría otro amor.

—Entiendo —sonrió, y se golpeó mentalmente porque minutos antes estuvo deseando volver el tiempo atrás al pasado, cuando en su presente existía Maddie—. Ella es Lise, hermana de Lydia —le presentó—. Lise, ella es Maddie, mi novia.

—Es un placer conocerte, he oído mucho sobre ti. Lydia de verdad te adora —comentó con emoción.

—Y yo a ella —sonrió genuina—. Bien, los dejo, iré a felicitar a los novios.

Y con una escueta mirada para la pareja, Lise escapó de ahí. Cinco años en unos minutos la golpearon de lleno. Supuso era su karma por todo el daño hecho a causa de sus malas decisiones e impulsos. Le había prometido a Lydia que se quedaría, pero sinceramente ya no se sentía capaz. Como mejor opción decidió que lo mejor era largarse de ahí, se escondería hasta el otro día y se iría, pero haciéndose camino para salir del lugar se encontró con su hermana que venía saliendo de un baño.

—¡Lise! —exclamó feliz Lydia al ver a su hermana mayor.

—Hola mujer casada —sonrió al ver a su hermanita vestida como una princesa.

—No te encontraba, ¿estás bien? —inquirió, conocía demasiado bien a su hermana y esa expresión en conjunto con esos ojos le decían que no.

—Los vi. A ambos —soltó incapaz de retener más sus sentimientos. De pronto las lágrimas que estuvo reteniendo comenzaron a correr por sus mejillas. Fue instantáneo e inevitable, ya su pobre cuerpo no podía sostener más tantos sentimientos, emociones y esa maldita angustia que había sentido todo el día. Mucho menos podía con los recuerdos que habían vuelto a ella al verlos, al sentirlos de nuevo.

ONE SHOTS |TEEN WOLF|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora