¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Vamos, será divertido, prometo que lo pasaremos bien. La noche será estupenda. Basuras, y Amber lo sabía. Lo que no sabía fue en dónde tenía la cabeza cuando aceptó la loca y estúpida idea de Danny. Desde niños nunca había podido decirle que no, y bueno, hasta esa noche no tenía razones para desconfiar de su palabra y sus buenas intenciones.
Amber había terminado hace un par de meses una relación no muy buena, bastante larga y tediosa, y a su vecino se le ocurrió la maravillosa idea de organizarle una cita a ciegas con su mejor amigo, que también había terminado su relación hace no mucho. La rubia no lo conocía en persona pero Danny siempre estaba hablando de él y lo genial que era, así que terminó aceptando por insistencia y porque le había prometido que era muy atractivo.
Se arregló lo mejor que pudo con ese vestidito blanco corto que Danny tanto alagaba y se fue al dichoso lugar de encuentro, pero llevaba cerca de media hora esperando en la barra y ni la misteriosa cita o su amigo aparecían por alguna parte. Qué fracaso. Aburrida y decidida, tomó el último trago de su vaso y se paró de la silla dispuesta a volver a su casa y cama. Pero cuando se volteó para comenzar a caminar chocó con alguien de frente terminando con todo el líquido contenido en el vaso del chico en su vestido, claramente trasparentando ciertas partes.
— ¡Me mojaste! —chilló Amber mirándose el pecho completamente empapado, menos mal el líquido era incoloro.
—Y eso que ni siquiera te he tocado... aún... —soltó el tipo recorriéndola con la mirada.
Completamente aturdida levantó la mirada encontrándose con ese par de ojos color océano que la escudriñaba sin respeto y sin censura de arriba abajo. Era un tipo alto, cabello castaño y corto, mentón cuadrado, piel blanca adornada por pecas en su perfecta nariz y sonrisa arrogante. Pedazo de mierda, fue lo que pensó ella. Pensó en golpearlo, un buen derechazo en la nariz y un ojo negro le combinaría a la perfección con su rostro, pero no, no se rebajaría a su nivel.
