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El maldito caos les pisaba los talones, los cazadores capacitados y también simples humanos asustados seguían tras sus cabezas y las de cada ser sobrenatural. La guerra de Monroe y Argent seguía en pie, y por muy cansados, heridos y rotos que estuvieran no podían descansar, como siempre el destino de muchos estaba en sus manos.
Meses ya habían transcurrido y su cruzada para salvar a la mayor cantidad de seres sobrenaturales iba bien. Reclutaban personas y también ponían a salvo a los que no podían pelear más, sobre todo niños y adultos mayores.
Durante años anteriores habían tenido batallas atroces contra especies sobrenaturales que jamás habrían imaginado en sus vidas, muchos de los suyos no sobrevivieron para estar a su lado, el peligro había sido increíblemente mayor, pero nada se comparaba a lo que vivían ahora. Estaban expuestos, eran temidos y también cazados. No estaban a salvo.
En sus viajes la manada del alfa verdadero añadió a sus filas a una joven mujer lobo, tan joven como ellos, que encontraron muy mal herida, era la única sobreviviente de su propia manada.
La morena era una loba fuerte, decidida y muy segura, pero también la rodeaba una aura de tranquilidad y paz, y eso justamente era lo que había invitado a Liam a cautivarse con ella. No podían decir que tenían una relación, pero los sentimientos existían, habían existido desde el primer momento.
Y no solo entre ellos creció una relación, sino con todos los integrantes, eran una manada, una familia. Incluso con Theo Raeken, aquel quimera que ya hace mucho había limpiado su nombre y redimido sus errores. Eran muy cercanos, se entendían bastante bien incluso. Lara no conocía completamente toda la historia de su pasado, por lo que no tenía rencores ni prejuicios contra él, pero cuando le contó ella lo entendió. Cada quién carga con sus historias y sinceramente ella no era quién para juzgar.
En esos momentos se encontraban en un motel de paso distribuidos en diferentes habitaciones tratando de no llamar demasiado la atención. Lara y Theo, solo minutos antes estaban hablando de lunares y riéndose de la cara de Stiles que parecía una constelación, y después se les había ocurrido comenzar a buscarse lunares ellos mismos.
