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Después de luchar por sus vidas y acabar con la horrible amenaza de la epidemia de cazadores que se había extendido por el mundo, todo volvió a la tranquilidad. Finalmente cada uno de ellos pudo continuar con sus vidas en la posible normalidad.
En esa especie de normalidad Scott conoció a Laurie hacía ya un año. Ella era ayudante en una de sus clases de medicina veterinaria, tenían la misma edad, pero como él entró un par de años tarde a estudiar era su estudiante. Estudiante estrella a decir verdad.
Con todo lo que había aprendido bajo el alero de Deaton no le fue difícil sobresalir, por eso y también por su adorable personalidad y ojos de cachorro, que a pesar de haber madurado bastante, seguía teniendo. Por ello su relación amistosa no duró demasiado y no tardó en evolucionar a lo que eran ahora: novios.
La morena había conocido a su suegra y el novio de esta cuando visitaban a Scott en su departamento de la universidad, pero hasta el momento no se había presentado la oportunidad de viajar y conocer el famosísimo y sobrenatural Beacon Hills, hasta ahora. Y sí, ella conocía el secreto sobrenatural de su adorable novio alfa.
La oportunidad perfecta se presentó para la celebración del cumpleaños de Melissa. Esa misma tarde habían llegado y Laurie ya se encontraba trabajando en la cocina preparando sus asombrosos aperitivos que la hacían tan famosa.
Agradecía haber llevado todo lo necesario de su hogar, su suegra se merecía los mejores tragos para celebrar su nuevo año de vida. Melissa era una mujer adorable que en verdad se había ganado su cariño y respeto.
Estaba tan concentrada trabajando que solo se dio cuenta de su presencia cuando fue asaltada por sus calientes labios recorriendo su cuello y jugueteando justo detrás de la oreja, su jodido punto débil.
—Scott —intentó regañarlo pero un leve suspiro escapó de sus labios, buena señal para el alfa que intensificó sus besos y el agarre. Pegándose por completo a su trasero sus manos comenzaron un recorrido que terminó en sus pechos, cuando sintió sus dedos pellizcar levemente sus pezones gimió y recordó en donde se encontraba.
