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Su intención jamás había sido interrumpir nada con esa chica, hace mucho que su ex novio no le interesaba de esa manera pues sus intereses estaban en otro lugar, y claramente los de él también. Lydia buscaba a Jackson porque era muy necesaria su presencia en una lucha sobrenatural, ahora él era parte de la manada de Derek y la manada de alfas que los asechaba, más todo el misterio en torno a los sacrificios humanos, ocupaba la mayor parte de sus tiempos.
Mientras viajaban en el auto de la pelirroja el ambiente tenso podía cortarse con afiladas garras o colmillos. El mal humor de Jackson parecía estar a un nivel más alto de lo normal, y Lydia lo conocía demasiado bien como para estar segura que algo ocurría, y tenía que ver con la chica que lo había interrumpido.
—Te gusta de verdad —afirmó quitando levemente los ojos del camino.
—Es mi alma gemela —soltó su mayor verdad.
La confesión asombró por completo a Lydia. ¿Alma gemela? A ninguno de los chicos creía les había sucedido, de hecho aquello era más parte de la mitología de su licantropía y el mundo sobrenatural. Ficción sobre todo. Pero no, era real.
Deaton en su momento le había confirmado su sospecha, esos sentimientos tan fuertes y puros no podían ser ordinarios y normales. Tal parece que era un regalo de la luna por todo el sufrimiento vivido desde su nacimiento hasta su muerte a manos de Peter y Derek, cuando por fin su cuerpo aceptó la licantropía. Su premio era Olive, su Olive.
Fue por eso que cuando sus padres adoptivos le pidieron mudarse a Londres se opuso rotundamente. No podía irse, no después de haberse visto reflejado en los hermosos ojos azules de su compañera de natación de toda la vida, aquella a la que nunca le había prestado atención, pero por la que ahora sentía que después de tanto tiempo su vida valía la pena.
Los constantes asechos no cesaron.
No existía día en que Jackson Whittemore no se apareciera en el campo de visión de Olive intentando cualquier tipo de acercamiento y respuesta de su parte. Era obvio que su método de acoso había sido un asco, pero pretendía hacerlo mejor, iba a ganarla por las buenas. Podría ser su amigo, por un tiempo.
