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Esa noche de sábado era especial, era el primer cumpleaños de Malia y lo celebrarían en grande luego de su vuelta a la civilización. Las hermanas Martin por supuesto que se ofrecieron para organizar todo y además dispusieron su propia casa para el evento, la voz corrió rápido y se extendió a todos los lugares, las fiestas de las pelirrojas siempre eran las mejores.
Puntual a la hora acordada la casa comenzó a llenarse, Lydia como organizadora principal abría la puerta recibiendo a los invitados con bebidas y tragos mientras que su hermana –supuestamente- debía encargarse de que todo estuviera en orden con los aperitivos y comida, pero no estaba cumpliendo demasiado bien su labor por culpa de cierta desaparecida distracción.
Se suponía -y el plan era- que Stiles y Scott pasarían por Malia a su casa y la traerían a la fiesta, pero cuando lo hicieron solamente apareció la pareja sin el hombre lobo. Obviamente Lainey se desconcentró pensando en que algo pudo haberle ocurrido, algo malo como siempre. Fue por eso que después de felicitar a Malia, cantarle la canción del cumpleaños feliz y entregarle todos los regalos, la pecosa pelirroja se acercó al otro humano de la manada con el objetivo de obtener alguna información sobre el adolescente lobo y calmar esa ansiedad.
Le importaba tanto porque Scott y Lainey eran, hasta el momento, muy buenos amigos, pasaban tiempo juntos y tenían una relación bastante cómplice y dulce, ambos se parecían bastante en cuanto a su personalidad haciendo que se entendieran de maravilla. Por eso Lainey extrañaba tanto su presencia, además Scott le había prometido estar con ella esa noche, y así poder disfrutar y divertirse juntos.
—Hola —saludó de nuevo cuando se acercó a Stiles con la actitud más desinteresada que encontró. Él miraba divertido y con una sonrisa boba como Malia intentaba aprender a bailar con una compañera de clases.
Con un poco de confusión se volteó y agachó la mirada para ver a la pequeña Martin, ellos ya se habían saludado antes e incluso conversado un poco. De todos modos no era tonto y entendía que ocurría en esos momentos, además era posible que el humano conociera perfectamente un pequeño secretito de su mejor amigo que tenía que ver justo con Lainey Martin.
