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Adley Argent era todo lo opuesto a su prima Allison, de hecho solían compararla bastante, sobre todo en personalidad, con su tía Kate pero en lo decidida, atrevida, aventurera y buena cazadora. Aunque lo último había cambiado radicalmente cuando una gran parte de su familia, por no decir que la más importante, se había involucrado estrechamente con el mundo sobrenatural y adolescentes lobos con ojos cafés de cachorro y que se escabullían a la habitación de su prima.
Por ello se vio envuelta también en ese grupito de amigos bastante especial que tenían y en las cosas que hacían, como mantener a salvo la ciudad y de paso a ellos mismos. Así se había vuelto de a poco cercana al chico nervioso de lunares, le parecía gracioso en un principio, pero cuando fue conociéndolo más profundamente, notando lo inteligente que era, lo buen amigo y lo indispensable para todos cayó a sus pies.
Allison amaba burlarse de ella, pero la morena se defendía diciendo que por lo menos no era un hombre lobo, así no deshonraba totalmente a la familia. Para sorpresa de todos, sobre todo para Scott, Stiles parecía también sucumbir a los efectos de la atrevida cazadora rehabilitada, era linda y no había dudas de ello, también era divertida y tenía una personalidad tan intrépida que le encantaba.
— ¿Quieres aprender? —le preguntó Adley una tarde a Stiles, estaban en el bosque con la excusa de que la morena chica quería practicar un poco sus tiros de flecha, pasión que compartía con su prima, y el chico de lunares se había ofrecido a acompañarla.
—Claro que sí —aceptó sin pensarlo. Era bueno con su bate, pero sería muchísimo más cool si aprendía a disparar esa cosa.
—Bien, seré tu profesora —soltó emocionada deteniendo el paso—. Así que será mejor que te portes bien y hazme caso en todo. No se vería nada de bien una muerte en tus registros —bromeó disparando la ansiedad en Stiles, ¡por supuesto que no quería una muerte en sus registros!
—Está bien —tragó grueso y se obligó a tranquilizarse.
—Toma esto así, con el brazo bien firme —le pidió entregándole el arma y posicionándolo bien a su altura, posándose a su lado hablándole en el oído—. Apunta al blanco que está en el árbol, con tu mano rosa tus labios dirigirá mejor la flecha. Relájate... —le pidió, Stiles parecía más nervioso de lo que acostumbraba a ser y tenía que ver más con la cercanía de la cazadora que con el arma en sus manos—. Respira y...
