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Pobre niña, nadie merecía pasar por todo lo que ella sí. Sin duda era una sobreviviente de las adversidades de la vida, adversidades que no tenían sentido en un principio, que no entendía y que por sobretodo temía. ¿Cómo iba a imaginar que una noche normal de verano, tranquila y muy usual una especie de bestia irrumpiría en el camping de su familia y acabaría con todos? Con todos, menos con ella, que corrió otra suerte. Con mucha tristeza solía pensar que era la peor de las suertes.
Recuperarse de la pérdida era algo casi imposible, comprender y aceptar que nunca más volvería a ver a su familia era un dolor con el que la mayor parte del tiempo no podía lidiar. Mucho menos podía con el hecho de su nueva retorcida y sobrenatural realidad. No solo había sobrevivido al ataque de la bestia, sino que además con la mordida había recibido algo más.
Gracias a lo que sea que creyera en esos momentos, para lo último no era tan terrible sobrellevar. Una mujer, una mujer de procedencia asiática la había acogido en su manada con la intensión de protegerla, cuidarla y enseñarle lo necesario para poder controlarse y conocer esa nueva faceta.
Al ser aún menor de edad y no tener más familia su custodia quedó en manos de Satomi. Fue en aquella gran casa que lo conoció. Su historia y la de su hermana era muy similar, huérfanos a los que la alfa mujer lobo había acobijado bajo su protección. A simple vista podía parecer un chico rudo, algo altanero y orgulloso, pero Peace Thomas había aprendido a conocerlo y distinguir otras facetas en él, sobretodo esa cariñosa, amorosa y preocupada que solía tener con Lori.
Le alegraba poder contar con ambos Talbot, la rubia era una buena amiga y compañía, y el rubio se había convertido en una especie de guía con todo el tema del control y dominio de sus poderes. Aunque sinceramente debía reconocer que le costaba mantener el control cuando él estaba cerca porque fácilmente su corazón se aceleraba si la miraba con esos ojos verdes tan profundos, o le sonreía con su boca perfecta.
Pero hacía el esfuerzo, debía aprender porque por nada del mundo quería lastimar a alguien, no quería que otras personas pasaran por lo que ella había vivido.
