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Las marcadas ojeras debajo de sus ojos solo eran señal de las nulas horas de sueño producto de pasar toda la noche en vela, el semestre de universidad estaba a punto de finalizar y la carga a esa altura era excesiva. El café y los buenos álbumes de música habían sido la única compañía de Zoey mientras terminaba aquella tremenda maqueta que apenas sostenían sus pequeñas manos.
Gracias al cielo había alcanzado a terminarla, la mayoría de sus compañeros no lo habían logrado y de seguro que iban a reprobar la asignatura, el único problema en esos momentos en que estaba casi justa en la hora para llegar a la facultad de arquitectura y presentarla, y estaba luchando con la puerta de su departamento mientras le echaba llave con una mano y equilibraba la obra con la otra.
Cuando lo logró salió corriendo directo al ascensor de su edificio, para su suerte este estaba abierto y el nuevo vecino del piso estaba dentro de él apretando ya los botones para bajar.
— ¡Espera! ¡Voy atrasada! —gritó mientras corría desesperada, pero cuidadosamente, para poder alcanzarlo. Iba tan, pero tan apurada que si se retrasaba un solo segundo más simplemente no llegaría a su destino y reprobaría como todos sus compañeros que no terminaron el trabajo.
Pero el destino no estaba a su favor, más bien el nuevo vecino no estaba interesado en estar de su parte; el castaño claro y de hermosísimos ojos azules parecía más que entretenido con la imagen que proyectaba la castaña, pelo revuelto, ojeras y un sweater mal puesto. Parecía una loca.
Y a esa loca, la iba a enloquecer más por supuesto. Porque todo lo que Theo Raeken no era, era ser un galante caballero, a él le gustaba divertirse y meterse con las personas; y sí, incluso después de todo lo que había pasado y vivido en Beacon Hills, él no había aprendido del todo la lección.
Sin duda, algunas cosas nunca cambiaban.
—Oups, lo siento —rio Theo de medio lado con cizaña y las puertas se cerraron en la cara de Zoey.
— ¡Qué hijo de puta! —chilló Zoey golpeando el ascensor con la frente mientras juraba que iba a odiar de por vida a aquel estúpido hombre.
