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Después de Hayden había creído jamás volver a enamorarse y a sentir lo que sentía en esos momentos. Había sido su primer amor, uno adolescente e intenso, importante también y que siempre atesoraría en su corazón. Pero lo que sentía por esa rubia chica que habían salvado de unos inexpertos, pero peligrosos cazadores, y ayudado a reunirse con su familia era otra cosa.
Eva Miller era distinta a cualquier otra chica que antes había conocido. Era muy fuerte y valiente, pero también muy entregada a los que más quería, a aquellos los protegía incluso con su vida. Eso era lo que más le gustaba de ella, lástima que al parecer se resistía a dejarlo entrar en su círculo cada vez más reducido. En ese aspecto, Eva era difícil, pero Liam no estaba dispuesto a rendirse, tal vez por eso había decidido entrar a la heladería en donde la vio al pasar por fuera.
Si estaba en una cita, no le importaba sinceramente. Liam entraría y trataría de conversar como siempre, coquetear un poco tal vez, intentar llegar a ella definitivamente.
— Eva, qué coincidencia...
— ¿Qué haces aquí? gruñó la loba entrecerrando los ojos. No es que le molestara la presencia de Liam, pero sí era bastante sospechosa—. ¿Te mandó Scott?
Desde todo el asunto de los cazadores las manadas de ambos se habían hecho cercanas y bueno, todo el mundo consideraba a Scott McCall, después de todo era el alfa verdadero, el único.
—No, no. Todo está bien... —respondió apurado, un poco nervioso como siempre—. Yo, solo pasaba por aquí y se me antojó un helado, te vi y quise acercarme a saludar, ya sabes, amistosamente...
—Súper sutil —dijo irónica, rodando los ojos hastiada—. También huelo las mentiras —apuntó a sus sentidos sobrenaturales.
Los ojos de Liam se abrieron de par en par. Era un lobo, un hombre lobo, pero seguramente el más tonto de todos ellos. Cómo se estarían riendo Mason y Stiles de él en esos momentos, pero rápidamente se recompuso, anotando mentalmente el hecho de que ella también era loba.
