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No recordaba hace cuánto tiempo no conocía a un chico y que verdaderamente llamara su atención de forma amistosa. Su círculo solía ser más bien muy hermético e íntimo incluso a pesar de ser la hermana y mejor amiga de los chicos más populares de toda la preparatoria. Tampoco solía salir a citas, no es que le interesaran demasiado, y de todos modos no podía considerar aquella como una. Solo era una salida amigable a hacer un poco de ejercicio con un chico de último año que le había parecido divertido e interesante.
La tarde de aquel sábado la había pasado por completo con Jackson molestando a Danny mientras este último intentaba terminar unos deberes y proyectos que tenía pendientes. Jackson no era el imbécil que todos creían, era mucho más que el chico superficial y millonario que acostumbraba a burlarse y pisotear a todos; era sin duda un incomprendido que cargaba con una historia que había convertido en su coraza, pero ella sabía cómo traspasar esa coraza y tratar con el Jackson tierno, divertido y buen amigo.
Antes de irse al encuentro con el nuevo amigo se pasó por la habitación de su hermano y Jackson arreglándose para la gran fiesta a la que estaban todos invitados, aunque claramente ella no iría porque no le interesaba, además la idea de una noche tranquila con el nuevo chico sonaba mucho mejor.
— ¡Vaya hombres! —exclamó exagerada en la puerta. Jackson estaba con su camisa azul oscuro sin abotonar luciendo verdaderamente guapo, por lo menos para ella—. Caerán como moscas a sus pies —bromeó.
— ¿Y tú qué haces aquí? Jackson dijo que no irías —la interrogó su hermano mientras se miraba al espejo—. No intentes retenerlo Cam, ya lo convencí de ir conmigo y sé que si le sonríes o le guiñas un ojo se quedará contigo —la amenazó. No es que le molestara salir solo, pero muy rara vez podía estar con su mejor amigo sin que su hermana estuviera presente.
Jackson rodó los ojos, Danny era un exagerado, pero tenía razón. Si Cameron se lo pedía él se quedaría con ella, así que esperó.
—Es todo tuyo hermanito, no te lo quitaré —rió y revisó su móvil al que justo le llegó un mensaje—. Bueno, me despido porque me están esperando.
