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Pocas, y dolorosas, veces había llorado en el transcurso de toda su vida; ahora no estaba seguro si podría dejar de hacerlo alguna vez. Desolado y solo se quedó en ese departamento en el que había sido tan feliz sin nada que hacer, sin comer, sin moverse, sin dormir, nada. Perdió a lo mejor de su vida, a lo único que valía la pena, y ese era el resultado.
Los días y las semanas pasaron de igual manera y Derek simplemente esperó que los papeles del divorcio o alguna mínima señal de ella aparecieran, pero eso nunca llegó. Día tras día no despegó la mirada de la puerta del departamento, esperando, pero nadie tocó. Seguro era culpa del temor que debía sentir su bella Lorene a él, y la entendía, entendía que ella no quisiera saber nada de él.
Por ello lo aceptó tan fácil, nunca la volvería a tener a su lado así que se lo haría sencillo, porque después de todo se lo debía.
Nunca pensó llegar a ese punto, nunca pensó en terminar así, no después de todo lo que había vivido y todo por lo que había peleado, por su personalidad, por su crianza, por su historia, por su misma fortaleza a siempre salir adelante, por tantas cosas; pero simplemente no podía salir de esta. Lorene era su vida y no podía seguir respirando sin ella, por ello se había decidido a ponerle fin a su vida de una vez por todas, así ella sería viuda y se libraría de él.
Le tomó un par de días conseguir lo necesario porque era difícil obtener ese tipo de contactos en una ciudad de la que nada sabía del mundo sobrenatural, puesto que nunca se preocupó por investigar, pero no fue imposible. Con el suficiente acónito listo, y utilizando la técnica que Victoria Argent había usado en contra de Scott un par de años atrás, acabaría con su sufrimiento.
Preparó el vaporizador y la esencia de la planta. Ya estaba todo listo y no había vuelta atrás.
Observó a su alrededor y no pudo creer al punto en que había llegado. Nunca pensó que él, Derek Hale, terminaría así, en suicidio y con un corazón hecho trizas. Suponía que la buena suerte y la felicidad no le podían durar para siempre, pero era desolador porque creía que ya había encontrado su final feliz.
