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La película fue increíble, justo la que Holly estaba deseando ver hace tanto tiempo. Solo por eso Theo se había controlado durante toda la función y se abstuvo de desconcentrarla con sus manos, y labios.
Pero ahora, que ya habían ido a cenar, solo le quedaba hacer el teatro de pasar a dejarla, despedirse románticamente en el pórtico de su casa, estacionar su camioneta unas cuantas cuadras más lejos y luego escabullirse silenciosamente por su ventana para pasar la noche juntos. Claramente sin que el padre de la rubia lo supiera, ya que no era aún ningún santo de su devoción, y eso que no tenía ni idea de su pequeño secreto sobrenatural.
El camino hacia la coronación final de su increíble noche iba tranquilo, Holly no paraba de comentar sus partes favoritas de la película y Theo simplemente la escuchaba con admiración y paciencia, como siempre lo hacía con ella, solo con ella.
No mucho pasó hasta que el móvil de Holly comenzó a vibrar dentro de su bolso. Con curiosidad lo sacó para ver quién era, sus más cercanos sabía que era su noche de cita con el hermosísimo y atractivo chico que tenía por novio, tenían prohibido molestar.
Al ver quien llamaba sonrió graciosamente, quien llamaba no sabía que estaba con Theo, aunque seguramente tampoco le importaba muchísimo.
—Hola Li —saludó amistosamente.
La sola pronunciación de ese irritable apodo hizo que el quimera volteara a verla con el ceño fruncido sin intentar ocultar un poco su molestia. Ese chiquillo de verdad se había vuelto un dolor en el trasero desde un tiempo hasta la fecha, y si antes, cuando estaba todo el problema de los cazadores y mucho antes de eso, ya le caía mal, ahora era peor.
—Todo bien ¿y tú? —seguía hablando Holly y Theo no dejó de estudiarla en ningún momento agudizando su oído sobrenatural. Solo podía distinguir una especie de voz lastimera que claramente lo estaba poniendo de malas—. Oh pequeño, ¿por qué no vas esta noche a mi casa? Estaré esperándote, nos vemos pronto. ¡Te quiero Li!
