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Martes 14:45

Isla de Pascua – Chile

El día había sido una locura total, Lucrecia se había despertado temprano, bueno la verdad era que no había dormido, sentía que debía de hablar con Valerio antes de la coronación, pero no lo había encontrado por ningún lugar de la casa.

Cuando dieron las doce del mediodía, llegó una mujer, la cual ayudo a los chicos con sus vestimentas, Carla había optado por un vestido, el cual llevaba el nombre de "pareo" era una especia de tela larga, la cual se daba forma con el cuerpo, anudándolo únicamente detrás del cuello dejando la espalda descubierta.

- ¿Por qué no usas el otro, el con plumas? - le pregunta Lu a su amiga

- No me sentiría cómoda - admite Carla y Lu la mira con una ceja alzada

- No sabía que te cohibía tu cuerpo - se burla la morena mientras la ayudante llamada May Mey anudaba el pareo en el cuello de Carla

- No es eso Lu... es solo que, no lo siento correcto... esa vestimenta es típica de este lugar, ellos lo usan porque es importante para ellos, es parte de ellos, no me sentiría cómoda si después piensan que es apropiación cultural

Lucrecia se quedó callada, mirando como ahora la mujer se dedicaba a trenzar el cabello rubio de su amiga, entrelazando su cabello en una corona de flores, las cuales iba uniendo en medio de sus mechones.

- Tienes razón - admite Lu - usaré un vestido como tú

- No - responde la mujer - usted debe de llevar un traje de plumas... yo misma lo he confeccionado con mis manos... el Ariki dice que usted será su vie el concejo aprueba que usted lleve la vestimenta típica

- Su... vi ¿qué? - pregunta Lu sin entender

La mujer la mira algo nerviosa, sabía que no debía de decir mucho, sin embargo, estaba dispuesta a responder, cuando en la cabeza de Lu sonaron mil alarmas y con Carla frente a ella, lo que fuese que la mujer dijera, era peligroso si lo decía frente a la rubia.

- No lo digas... ya se me hace una idea... te estaré esperando en mi habitación

A los minutos Lucrecia se miraba frente al espejo y no se reconocía a ella misma, llevaba el traje típico de la isla, una falda hasta los tobillos de plumas blancas, un corpiño de plumas negras, el cual realzaban su busto, su cabello fue peinado y adornado con argollas de plata, perlas de mar y plumas, su piel fue pintada con pintura liquida de color blanco, creando pequeñas figuras en su piel morena, la mitad de su rostro fue pintado, tres rallas desde su frente hasta su ceja, una línea suave debajo de su ojo terminando hasta la punta de su nariz uniéndose a una nueva línea en su mejilla las cuales terminaban en su cuello, de sus orejas caían aros de madera tallados a mano, de su cuello caían tres collares, uno era de cuero adornado con plumas negras, según le habían dicho eran alas de cuervo, el segundo era uno simple, el que más le había gustado a Lu era de cuero blanco con pequeñas incrustaciones de conchas de distintos colores y el ultimo era un medallón ancho de plata, en él tenía tallado distintos símbolos en lapislázuli, de los cuales Lu desconocía su significado.

Sus dedos fueron adornados con anillos a juego con el ultimo collar, al igual que sus tobillos, lo cuales también fueron pintados, y para terminar una corona de plumas, demasiado alta y pesada para su gusto, sin duda terminaría con dolor en el cuello.

Al salir de la habitación se encontró con Carla y Samuel quienes se encontraban muy acaramelados en un extremo de la estancia, pero al ver a su amiga se alejaron y se le quedaron viendo completamente asombrados.

- Lucrecia... estás... wow - Carla era incapaz de formular palabra

- ¿Es demasiado verdad? - Lu sonríe - ni siquiera me reconozco en el espejo - admite

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora