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MARATÓN 4/5

Ariadna se había tenido que enterar por la prensa que Samuel estaba de vuelta en la ciudad y eso la había molestado, esas últimas semanas alejados Samuel la había esquivando todo lo posible y ella lo sabía, no era estúpida, algo iba mal con ellos desde hace mucho tiempo, pero ella no quería reconocerlo, así que cuando Samuel se le apareció en su piso aquella mañana no supo cómo reaccionar, besarlo era exagerado, al igual que un abrazo así que sólo le había ofrecido una media sonrisa y un asentamiento de cabeza en señal de saludo.

- ¿Qué tal New York? - se atreve a preguntar la morena - esas semanas allí ni siquiera me cogías el móvil

- Lo lamento Ari - dice Samuel sintiéndose ligeramente culpable por lo hecho y por lo que haría

- ¿Eso es todo lo que has venido a decirme? - lo encara sin ningún pelo en la lengua - porque ya te digo yo, que para eso me hubieras llamado

- ¿Y hubieses contestado? - le pregunta Samuel perdiendo el hilo por un segundo

- Sólo has a lo que has venido, aunque es bastante obvio - dice Ari mirándolo a los ojos - si quieres terminar conmigo sólo hazlo

- Ari, joder - Samuel le toma las manos - déjame explicarte antes

- ¿Y qué me dirás? - Ari lo mira con incredulidad - ¿qué ya no sientes lo mismo? ¡Ay! No espera... Ya sé - se muerde la mejilla - que no soy yo, que eres tú...

- Tengo una hija - la interrumpe Samuel y Ariadna cae al sofá azul detrás de ella completamente muda - se llama Alicia - continua Samuel sentándose al lado de Ari - tiene diez años y es la niña más hermosa que he visto... - sonríe sin poder evitarlo

- Samuel.... ¿qué dices? - Ariadna mira sin comprender a Samuel completamente anonadada- ¿una hija? ¿Tú?

- Si... - la mira y suspira ¿cómo romperle el corazón a alguien que aparentemente lo daba todo por ti? - te voy a contar todo

En una hora Samuel resumió las tres semanas vividas en New York, desde el aeropuerto con Carla (ocultando ciertos escenarios) hasta el día en que habían llegado a España y Ariadna cada vez sentía más amargura y dolor en el pecho.

- Joder Samuel - dice Ari al escuchar el final de la historia - No puedo creer esto... Es una locura

- Lo mismo pensé yo cuando Carla me lo dijo - le asegura Samuel sintiendo como que desde aquel día hubiesen pasado años

- ¿Y entonces? - Ariadna lo mira indecisa – que tengas una hija, no es motivo para que dejemos lo nuestro Samuel – dice posando su mano en la pierna de su novio

La mirada de Ariadna dejaba en claro que se rehusaba a dejar ir al heredero de España y no solamente porque lo amase, sino por la vida que podían tener juntos y una niña (aunque no estaba en sus planes) no le impediría seguir con la que se suponía era su vida.

- Sé que quieres que formalicemos nuestro noviazgo ante todos... - dice Samuel y por un instante en la mirada de Ari se ve la esperanza - pero, no puedo hacerlo - termina y relaja los hombros - y sí, vine aquí a terminar contigo, pero al menos merecías una explicación, tengo que hacer las cosas bien por Alicia, recuperar el tiempo con ella y priorizarla en todos los sentidos

- Yo... - Ari lo mira con los ojos brillantes a causa de las lágrimas retenidas - creo que puedo entenderlo... Pero eso no justifica que lo nuestro estuviera mal desde hace mucho antes de que Alicia apareciera en tu vida... - dice mordiéndose la mejilla para retener las lágrimas

- Lo sé - Samuel asiente - y eso lo lamento, realmente lo lamento

- Entonces... ¿esto es todo no? - pregunta ocultando sus verdaderos sentimientos - aquí termina todo...

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora