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España- Mansión de Caleruega

Lunes 23:45

Carla se quita el abrigo al entrar a la cabaña al igual que Samuel, quien se deja deleitar por la estancia, la cabaña, era solamente eso, una cabaña de un ambiente contenía pequeños sofás, un baño pequeño, una cocina pequeña, una cama de sabanas azules y una gran chimenea en el centro calentando cada rincón de la cabaña.

Sin embargo, todo estaba limpio, había pétalos de rosas blancas en la cama, en la mesa de café de la pequeña área de la sala, había una botella de champan en un balde con hielo, dos copas y una caja de pequeños macarrones dulces de distintos sabores, había velas por toda la estancia dejando una fragancia a canela en el ambiente.

- ¿Y esto? - pregunta Samuel volteándose para mirar a Carla

- Solo quería compartir un pequeño gesto romántico contigo - responde Carla de manera sincera sonriéndole a Samuel

- Carla Rosón siendo romántica.... - comenta Samuel antes de acercarse a ella y acariciar su mejilla

- No lo arruines con tus comentarios mordaces... - le pide Carla y Samuel se inclina para besar sus labios de manera lenta y prolongada

- Es perfecto, ¿pero en qué momento hiciste todo esto? - pregunta Samuel atrayendo el cuerpo de Carla hacia el suyo

- Una mujer jamás revela sus secretos - responde Carla con una sonrisa en sus labios mientras acariciaba la mejilla de Samuel

Ambos se acercan al sofá negro, Samuel abre la botella de champan y sirve las copas, se miran a los ojos para alzar sus copas.

- ¿Por qué brindamos? - pregunta Samuel completamente perdido en los ojos verdes de Carla

- Porque pasamos la primera navidad en familia... porque progresamos en terapia y porque pasaremos nuestro primer año nuevo, los tres - dice Carla sin dejar de sonreír

- Y por todas las navidades, cumpleaños, aniversarios y años nuevos que nos faltan - dice Samuel acercando su copa a la de Carla

- Salud - dicen ambos antes de hacer chocar sus copas

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Caleruega 2014 - viernes 00:30

El verano resplandecía en cada rincón de Caleruega, el sol caliente y las abrazadoras sombras de las copas de los árboles, las frutas jugosas y dulces, el lago más vivo que nunca y la piscina les dejaban refrescarse del sofocante verano.

Carla les había dicho a sus padres que iría a Caleruega con sus amigos por el fin de semana, pero la verdad era que su único invitado era Samuel, y en vez de hospedarse en la mansión como era lo esperado se alojaron en la vieja cabaña alejada del bullicio y la servidumbre, eran solo ellos dos y la verdad era que se la pasaban de maravilla.

Luego de ese beso el catorce de febrero en el balcón privado de la reina, Carla y Samuel habían empezado a verse a escondidas de sus amigos y familia, y ya habían pasado cinco meses desde aquel beso a escondidas, del cual procedieron muchos más.

Se habían pasado el día entero nadando en el lago, comiendo fruta y macarrones que Samuel había cocinado, pero como quedaron tan asquerosos que Carla tuvo que pedir una pizza para poder comer algo decente en el día.

La noche había llegado y se encontraban afuera, habían hecho una pequeña fogata y se encontraban asando malvaviscos los cuales envolvían en chocolate y comían deleitándose del dulzor de la golosina.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora