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España – Mansión de Caleruega

Lunes 8 am

Samuel abre sus ojos lentamente, desde lejos podía escuchar el sonido de la lluvia y el cantar de los pájaros y cuando se levanta se encuentra con Carla entrando a la habitación con una bandeja de desayuno, la cual deja cuidadosamente en la pequeña mesa a los pies de la cama, y Samuel cierra los ojos con fuerza creyendo que podría engañarla.

Carla sonríe de medio lado, mordiendo su labio inferior, analiza el rostro de Samuel a quien se le escapa una leve sonrisa y ella hace lo mismo, se acerca a la cama lentamente y acaricia su mejilla, lentamente se inclina hacia él, besa su mejilla y susurra en su oído.

- Se que estas despierto - dice antes de tirar con sus dientes el lóbulo de su oreja

Samuel abre los ojos de par en par, con una enorme sonrisa en sus labios, toma a Carla desprevenida por la cintura y la inmoviliza debajo de su cuerpo, Carla ríe al sentir las manos de Samuel hacerle cosquillas en sus costados.

- Ya... ya - ríe Carla siendo escuchada por la servidumbre que se encargaba de hacer sus quehaceres del hogar - ¡Samuel! - exclama soltando lágrimas de risa

Samuel detiene sus manos y aprecia la belleza de Carla, sin ni una gota de maquillaje, tal vez ya se había aplicado su rutina de cuidado, tenía la piel tersa, los labios hidratados y su mirada resplandecía como lo llevaba haciendo desde que despertó a su lado en la noche de navidad.

- No me gustan las cosquillas - dice Carla pasando sus manos por el despeinado cabello castaño de Samuel - y lo sabes

- Tengo que hacerlo - responde Samuel sin más, acercándose a Carla - tú risa es lo único que me permite saber, que el despertar contigo no es solo un sueño...

- Samuel... - Carla lo mira enternecida

- Y por cierto... creo que me estoy acostumbrado a que me traigas el desayuno a la cama - dice Samuel antes de acariciar el rostro de Carla de manera cuidadosa

Desde esa mañana del veintiséis de diciembre, en que Carla se había despertado en los brazos de Samuel, completamente vestida, con el maquillaje corrido y el cabello revuelto, había decidido que quería pasar todas sus mañanas al lado de ese hombre que respiraba tranquilamente a su lado aún dormido, lo analizó como hacía años no lo hacía, y lentamente se inclinó a besar sus labios aun cuando él dormía, bajó a las escaleras y preparó dos bandejas de desayuno, una para Alicia y otra para ellos, y desde esa mañana Carla no había dejado de preparar el desayuno para ellos.

- Puedes acostumbrarte - le asegura Carla antes de atraer el cuerpo de Samuel sobre el suyo - no dejaré de hacerlo

Samuel sonríe y lentamente se deja caer (aunque no del todo) sobre el cuerpo de Carla, toma sus mejillas entre sus manos y se inclina para saborear sus labios en el primer beso del día, Carla sonríe en medio del beso al sentir sus lenguas encontrarse lentamente.

- Buenos días - dice Carla al terminar aquel delicioso contacto

- Contigo siempre - responde Samuel antes de inclinarse sobre ella y volver a besarla

Dormían juntos y se besaban, pero no habían llegado a más que pequeños besos robados y caricias sin segundas intenciones, pero no podían negar que ambos desprendían deseo por el otro, Samuel no había dejado de soñar con aquella noche en el invernadero y Carla compartía aquella tortura, así que no desaprovecho la oportunidad de profundizar aquel beso mordiendo el labio inferior de Samuel y enrollando sus piernas en torno a su cadera.

- Carla... - Samuel gime su nombre y Carla se siente profundamente poderosa

Samuel apoya su cuerpo en su brazo y hombro izquierdo, para bajar su mano derecha por el costado del cuerpo de Carla, el cual podía sentir a la perfección bajo su pijama de seda hasta llegar al tajo de su pierna la cual se dedica a acariciar hasta llegar a su culo y apretarlo contra su cuerpo.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora