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Madrid – España

Martes

Lucrecia observaba a sus pequeños correr por el jardín del palacio real, realmente eran dos torbellinos andantes, Luciano era la réplica exacta de Valerio, pero había heredado el cabello lacio de su madre, observo como su pequeño hijo jugaba con sus juguetes en medio del pasto, Luciano era tranquilo cuando quería, pero cuando algo no le gustaba no dudaba en hacerlo saber.

Su mirada se posó en Valentina, su pequeña de rizos negros, Lucrecia peleaba con ella todos los días para lograr peinarla, pero su hija veía el cepillo, o las diademas y salía corriendo lejos de ella, era idéntica a ella misma, pero con el cabello y su risa de Valerio y a diferencia de su hermano podía adaptarse muy bien a los cambios, pero era extremadamente territorial y posesiva.

Tocó su vientre aún plano y sintió una nueva angustia, no era que no quisiera a su nuevo bebé, Lucrecia había peleado lo suficiente para disfrutar de la familia que estaba construyendo junto a Valerio, el dolor que sentía era otro, uno que ya había experimentado muy similar al que sintió cuando se enteró de su primer embarazo.

Lucrecia no había imaginado otro embarazo sin Carla, sin duda daba gracias de haber tenido a Nadia durante el embarazo de los mellizos, pero ahora Nadia estaba a punto de dar a luz a su primer hijo lo que significaba que ella estaría sola, sonaba muy egoísta, eso lo sabía, pero realmente le hacía falta esa rubia con la cual había compartido tantas cosas, y hubiera dado lo que fuera por tenerla a su lado porque el miedo que sentía la carcomía por dentro y no dejaba de pensar en ello, si volvía a perder a otro bebé no estaba segura de cómo lo afrontaría otra vez.

- Esa cara - Samuel interrumpe sus pensamientos y camina hacia ella

- Creo que es hora de entrar a los niños - dice Lu limpiando la lagrima que no se había dado cuanta que había dejado caer, sin duda las hormonas ya empezaban a hacer de las suyas - empezará a hacer fío

- Hey - Samuel la toma del brazo - ¿Qué tienes? - examina el rostro de su amiga, quien sin duda peleaba por retener las lagrimas

- No es nada - responde Lu - las hormonas... ya sabes - intenta quitarle importancia

- No te creo nada - responde Samuel - pero entiendo si no soy con quien quieres hablar

- Samuel... - Lu le sonríe sintiendo las lágrimas acumularse en sus ojos

En ese momento a la única persona que quería con ella, le había dado la espalda hace mucho tiempo, creando incógnitas que no tenían respuestas, siempre se preguntaba si Carla se había alejado por la relación entre ella y Valerio, tal vez nunca lo había aceptado del todo y decidió dejar de lado a una amiga con sentimientos tan contradictorios.

En ese momento Valerio entra al salón con sus dos hijos entre sus brazos, venían riendo y las vocecitas de sus hijos llenaban cada rincón de la estancia, Lucrecia se encuentra con los ojos de Valerio y se acerca a ellos, acaricia el rostro de sus hijos y besa los labios de Valerio.

- ¿Estás bien? - Valerio la mira extrañado

- No es nada - responde Lu

- ¡Mami! - exclama Valentina - ¡mila una nana! - le dice mostrándole su pequeño dedo herido con un cuerito

- Oh mi amor - Lu besa su dedo, no era nada grabe, había aprendido que sus hijos agrandaban cada situación y mucho más si se trataba de pequeñas heridas o rasmillones - ¿mejor?

- ¡Si! - responde la niña escondiéndose en el cuello de Valerio

- ¡Yo tamben! - exclama Luciano estirando su dedito para que Lu lo besara

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora