19

606 37 8
                                    

Viernes 23: 55

Rebeka se paseaba en por los pasillos del palacio con su pequeño sobrino en sus brazos, su madre había salido a una cena de negocios, seguramente secretos de estado, Nadia y Samuel se habían ido de fiesta, Omar había ido a una "cita de trabajo" aunque Rebe lo dudaba ya que ¿Quién iba a una "cita de trabajo" un viernes por la noche"? y Nano y Marina habían salido a una cena romántica para celebrar que por fin se mudarían al apartado del castillo.

- ¡Es muy mono mi amor! - exclama Cayetana refiriéndose al sobrino de su novia a través de la videollamada

Rebeka sonríe y se recuesta en el sillón con Felipe en sus brazos, era verdad, su sobrino era el niño más mono del mundo, sus ojos azules eran tan expresivos, la forma en que movía sus manitos, abriendo y cerrando sus dedos, y la manera en que movía su boca mientras con el chupete puesto.

- Pero mira nada más si Felipe ha sacado tu lado ñoño - se burla Cayetana

- Que chistosa te pones... pero no lo puedo negar ¡y es que huele tan rico Caye!

Cayetana admira la escena frente a ella, su novia alía el cuello de su sobrino, se miraba feliz y calmada, todo lo contrario, a como vivía día a día en el internado.

- Te extraño - dice Cayetana - sé que no somos de hablar cursilerías... pero te extraño Rebe....

- Yo también te extraño - responde Rebeka mirando hacia la pantalla del móvil - eres lo único que extraño de ese lugar - Cayetana sonríe

- Te prometo que iré a verte en cuanto pueda - le asegura Cayetana

- Te estaré esperando

Las chicas hablan hasta las 00:30 ya que esa era la hora límite para estar despiertas en el internado, y al finalizar la llamada ambas sienten un vacío extraño en el pecho, hablaban casi todos los días, se mandaban fotos, compartían la lista cuanta de Spotify y el fin de semana pasado habían hecho una Netflix party, pero sin duda los besos a escondidas, las caricias tímidas, y las desveladas en secreto que ya no compartían era lo que más echaban en falta.

Felipe dormía plácidamente en los brazos de Rebeka, quien lo dejó cuidadosamente en su cuna, cerró la puerta con sumo cuidado, miró la hora en su teléfono y el reloj marcaba las 00:45, Nano y marina llegarían cerca de las 01:30 y ella no tenía sueño así que decidió ir a las cocinas y ver que podía encontrar para comer algo.

Estaba en las cocinas cuando escucho ruido en los jardines privados de su madre, dejando los ventanales abiertos se adentró a la oscuridad de la noche caminando en medio del jardín y soltó un grito ahogado, cuando un hombre frente a ella soltó un grito al igual que ella.

Rebeka levantó su teléfono para alumbrar al desconocido, era un hombre joven, debería de tener la misma edad que Samuel, era alto, ojos azules, tez blanca, cabello negro, el corazón de la princesa latía descontroladamente y se aferraba a su teléfono.

- Joder lo lamento - se disculpa el hombre - no era mi... mi intención... - tartamudea

- ¿Quién eres tú y que haces aquí? - pregunta Rebe aferrando su mano el teléfono - llamaré a seguridad

- Yo... yo tra..trabajo aquí - responde el hombre acercándose a ella pero ella niega con la cabeza

Los ojos de Rebeka siguieron analizando al desconocido, su camisa, sus pantalones, sus zapatos, todo era de marca y supo que aquél desconocido no trabajaba en el castillo, estaba cerca del ventanal, si corría rápido podría entrar a las cocinas y refugiarse en Felipe, Felipe el nombre de su sobrino resuena en su mente sintiendo el sudor frío correr su cuerpo.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora