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Madrid - España - 2018

El calor era insoportable, pero eso no era lo único que tenía sofocada a Carla, las miradas de todos estaban sobre ella y su familia, al parecer los presentes se habían dado cuenta de la distancia que mantenía con Samuel, sin embargo, se mantuvo firme intentando ignorar las miradas y el olor a la comida que se serviría en el banquete después de la ceremonia.

Carla se encontraba en medio de sus padres, quienes se miraron entre sí, percatándose de la palidez en el rostro de su hija, sin embargo, no pudieron reclamarle nada, ya que las imponentes puertas de madera se abrieron ante ellos, dejando expuesto el salón del trono real, en donde yacía Samuel sentado con la corona en la cabeza y el cetro en la mano.

La familia de marqueses camina lentamente bajo las miradas de todos los presentes, el papa los miraba atentamente, en cambio Samuel solo intentaba buscar esos ojos verdes, y cuando los encontró algo dentro de él se removió, la mirada de Carla no tenía brillo, se veía pálida y visiblemente había bajado más de un kilo, Samuel quiso pararse y abrazarla, pero antes de lo planeado, Carla y su familia ya se encontraban profesando fidelidad a su futuro reinado.

En cuanto Carla se puso de pie bajo la mirada de Samuel sintió las náuseas invadirla, sin embargo, aguantó la respiración y caminó junto a sus padres lejos de la mirada de su exnovio.

Uno a uno los nobles y sus familias se fueron acercando a Samuel y su familia para jurar su lealtad, pero Samuel seguía con la mirada perdida en la figura de Carla a un lado de la sala mirando hacia la ventana.

- ¿Puedes comportarte? - murmura Beatriz a su hija, ya que la había escuchado suspirar jadeante más de una vez

- Estoy sofocada - admite Carla sintiendo que en cualquier momento se desmayaría - necesito salir a tomar aire

- No puedes hacer eso - Teodoro la regaña - deja de comportante como una niña, no es mucho pedir

Carla aguanta las lágrimas que amenazan con salir, últimamente no había dejado de llorar por cualquier cosa que le dijeran o sintiera, y se reprochaba por ello, creía que eran las hormonas, no obstante, ni siquiera había podido acudir al doctor para saber que tal llevaba su cuerpo el embarazo, ya que temía que contactaran a sus padres.

La tela del vestido empezaba a picarle en sus pechos, el espacio se cerraba cada vez más, sentía la espalda levemente sudada y si cerraba los ojos estaba segura de que desfallecería en el suelo, pero cuando todo parecía no acabar nunca, Samuel se pone de pie y todos se inclinan ante él, al fin la primera parte de la tortura había terminado.

Lucrecia se acerca rápidamente a Carla y la saca de allí, había notado la incomodidad de su amiga desde el otro extremo del salón del trono, y las alarmas de preocupación sonaron en su cabeza al ver lo pálida que se había puesto Carla de un segundo al otro, juntas caminaron hacia el tanque de peces gato, en donde el agua del tanque les salpicaba, Carla no pudo aguantar más, se quitó los zapatos y se metió los pies dentro del agua, ahuyentando a los peces.

- Carla - Lu le acaricia el brazo y sus miradas se encuentran

- Joder Lu - Carla se refugia en su amiga - esto es muy difícil

- Ya pronto acabará - le asegura la morena entrando al tanque junto a su amiga

Se quedaron allí una al lado de la otra, guardando silencio por lo que parecieron prolongados minutos, Lu tenía un millón de preguntas para hacerle a Carla, aun así, sabía que, si empezaba a bombardearla, la espantaría y aquel acercamiento sería netamente en vano.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora