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La claridad de un nuevo día entra por la ventana, pero Samuel llevaba despierto desde antes del amanecer, a su lado tenía a la mujer de sus sueños dormida plácidamente sin preocupaciones que pudieran interrumpir su buen descansar.

Samuel observa el reloj a su lado de la cama, eran las ocho de la mañana, debía de levantarse pronto si quería aprovechar el día con su hija, ahora que todos sabían de su existencia, Samuel y Alicia podían salir a lugares públicos sin la necesidad de esconderse de las cámaras que los seguían por todos lados.

Carla se remueve en sueños y abraza la almohada a su lado llevándose todas las mantas a su paso, Samuel sonríe al verla, aquello parecía un sueño, pero era real y amaba su nueva realidad. Lentamente se inclina hacia Carla y empieza a besar su espalda descubierta.

Samuel besa cada uno de los lunares de la espalda de Carla, creando un camino de besos sin sentido que hacen que la marquesa se remueva y lentamente abra sus ojos ante un nuevo día.

- Mmm - Carla sonríe al sentir los labios de Samuel en su espalda

- Buenos días... - dice Samuel con la voz ronca por el reciente despertar y Carla sonríe - ¿Cómo has dormido?

- Muy bien - responde Carla girándose nuevamente entre las sábanas para admirar el rostro de Samuel - ¿Qué hora es?

- Temprano - asegura Samuel antes de enterrar su rostro en el cuello de Carla

Carla acaricia el cabello de Samuel sintiendo como él empezaba a besarla de manera sugerente, Carla ladea el rostro dándole mejor acceso a Samuel hacia su cuello y observa la hora en el reloj de la cómoda.

- Joder Samuel - se queja Carla dándole un golpecito en el hombro - ¿por qué me despiertas tan temprano? - lo mira con el ceño fruncido

- ¿Tú por qué crees que te he despertado? - pregunta Samuel alzando las cejas y Carla ríe ante el gesto

- ¿Al menos has preparado el desayuno? - pregunta Carla y Samuel parpadea

- No - medio sonríe y Carla se lo quita de encima

- Entonces déjame seguir durmiendo - dice Carla acomodándose las mantas y cerrando los ojos

Samuel la observa con picardía, solo se aferraba a las sábanas de seda, las cuales caían de manera delicada por su cuerpo, contorneando su esvelta figura y su cabello revuelto entre las almohadas.

Carla cierra los ojos con fuerza al sentir el cuerpo de Samuel salir de la cama, de seguro pensaba que se había vuelto a dormir, así que abrió los ojos y al girar el rostro no se lo encontró a su lado, pero pego un salto al sentir las manos de Samuel recorrer sus piernas, Carla baja la mirada y se encuentra a Samuel bajo las sábanas escalando por su cuerpo para besarla entre sus piernas.

- ¡Joder! -exclama Carla al sentir los labios de Samuel besarla lentamente en su clítoris

Samuel sonríe bajo las sábanas, siente como Carla quita las sábanas de encima y se miran a los ojos, completamente hambrientos el uno del otro, Samuel abre las piernas de Carla y ella gime por lo alto cuando lo observa hundirse en su intimidad y acariciarla con la lengua.

Carla arquea la espalda y se entrega completamente dispuesta a Samuel y sus caricias que la volvían loca desde la noche de año nuevo, de la cual ya habían pasado dos semanas. Desde aquella noche Carla y Samuel se entregaban todas las mañanas y noches a las carisias del otro, revolcándose en la cama, en la ducha o incluso en el despacho de Samuel en donde debían de ser muy silenciosos y cuidadosos para que nadie los fuera a interrumpir.

La mano de Carla se enreda entre los cabellos de Samuel entre sus piernas y Samuel levanta la vista alejándose de Carla quien lo mira con el rostro completamente rojo por la falta de aire.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora