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New York – viernes 01:12

De manera sigilosa Carla y Samuel salen de la habitación de Alicia, cerrando la puerta con sumo cuidado, ya sin la niña en medio ambos se miraron sin saber que decir o hacer, ambos estaban nerviosos, aunque Carla lo disimulaba mucho mejor que Samuel.

- ¿Puedo venir mañana? - pregunta Samuel con sutileza

- Por supuesto... yo no iré a la oficina - responde Carla caminando hacia la sala

Samuel la sigue con prudencia y se sienta junto a ella manteniendo una leve distancia entre ellos, el silencio era algo que nunca habían experimentado antes, de adolescentes el silencio era llenado por besos apasionados, jadeos por falta de aire y gemidos ensordecedores, pero ahora todo era demasiado distinto entre ellos.

- He contratado un terapeuta familiar - comenta Carla para llenar el vacío - es especialista en niños y en casos parecidos al nuestro...

- ¿Casos como el nuestro? - pregunta Samuel mirándola fijamente

- Con niños que no conocen a sus padres - puntualiza Carla - es el esposo de Nina la tutora particular de Alicia...

- ¿Crees que necesitamos un terapeuta? - Samuel la mira alarmado - pensé que esta noche había salido bien...

- Y lo ha sido - Carla por inercia toma la mano de Samuel y la acaricia con suavidad - ha sido una noche mágica y no solo para Alicia... - sus miradas no se apartan - pero, lo que menos quiero en el mundo es que nuestra hija salga lastimada y necesitamos ayuda... yo la necesito, porque hay muchas cosas que quiero decirte, pero no sabría como

- Tienes razón - responde Samuel perdiéndose lentamente en los ojos verdes de Carla - necesitamos ayuda... - murmura antes de levantar su otra mano y pasar un mechón de cabello por detrás de la oreja de Carla, acariciando en el proceso su oreja con el pendiente rojo y su cuello por sobre la tela de su vestido - también hay mucho que quiero decirte.... pero siento un nudo en la garganta....

Estaban cerca, nuevamente la distancia entre ellos había sido reducida por la proximidad de sus cuerpos, eran como dos imanes atraídos por la fuerza magnética, a pesar del tiempo, sus miradas se reconocían y sus cuerpos se llamaban con locura contenida.

- Tal vez las palabras... sean innecesarias - comenta Samuel acariciando con la punta de sus dedos los labios de Carla

- ¿Quieres besarme? - pregunta Carla sin una gota de duda al mirar la lujuria en ojos de Samuel

- ¿Quieres que te bese? - contesta Samuel alzando una sonrisa burlona de sus labios

- ¿Qué te hace pensar que quiero que me beses? - pregunta Carla siguiendo con aquel juego que sin duda no terminaría bien

Samuel se acerca un poco más, rosa sus narices en un movimiento lento, esperando a ver la reacción de Carla, pero al ver que ella no se aparta sus impulsos lo retan a continuar, Carla cierra sus ojos al sentir la respiración en su cuello, oliendo su perfume, su mano derecha acariciar su mejilla y cuello. mientras que su mano izquierda había abandonado su mano para crear un camino por su pierna, sobre la tela de su vestido.

- Samuel... - Carla acaricia su nombre de manera lenta y un tono más bajo de lo habitual, casi un susurro ronco que la hace tragar saliva cuando siente los labios de Samuel en la comisura de su boca

Sus ojos vuelven a encontrarse, sus miradas resplandecían lujuria, Samuel se pierde en la intensidad de su brillo esmeralda, del tacto de su piel suave bajo sus manos, ambos sentían la necesidad de terminar con ese juego de tortura y darle paso al placer, pero al mismo tiempo sabían que el que diera el primer paso había perdido y ninguno quería perder, todo aquello parecía una especie de embrujo, un déjá vu que por mucho tiempo rememoraron en sus recuerdos una y otra vez, pero ahora era distinto, porque lo volvían a vivir.

Realeza del siglo XXIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora