PRONGSLET AND THE CERYNEIAN GUARDIAN ⟶ Harry Potter [ESPAÑOL]

Chapter Two

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En lo que Minerva hablaba con los Diggory, Cedric sugirió ir a caminar por uno de los campos detrás de la casa. A Milo no le importó, en especial porque Paden estaba más que contento de ver a Cedric. El bowtruckle estaba sentado en el hombro de Cedric, chirriando como si estuviera poniéndolo al día con todo el cotilleo que se había perdido, y Milo los miraba divertido. Algunas veces Cedric sonreía, asentía con la cabeza o se veía sorprendido para añadir algo a la conversación, pero Milo pudo notar que algo lo estaba molestando, estaba escrito en su rostro a pesar de la sonrisa con la que intentaba ocultarlo.

—¿Está todo bien, Cedric? —le preguntó Milo finalmente, una vez hicieron cierta distancia entre ellos y la casa. Solo podía ver el techo desde donde estaba antes de girarse al otro chico—. Parece que algo te está molesto... ¿cambiaste de parecer sobre que me quede aquí...?

—¡No! No —dijo Cedric en tono severo, sacudiendo la cabeza de izquierda a derecha, mirando al cielo y suspiró exasperado—. No tiene nada que ver contigo, Milo. Bueno, sí tiene que ver, pero no es tu culpa o tu problema, en serio.

Milo estaba confundido, esperando que Cedric continuara y se explicara, aunque creía saber a qué se refería Cedric, pero quería asegurarse antes de asumir algo.

—Iba a hablar con mi papá —empezó Cedric—. Iba a decirle cómo me he sentido últimamente, decirle sobre nosotros en ese sentido, pero cuando iba a hacerlo, vi cómo iba a reaccionar.

—¿Cómo? —cuestionó Milo, frunciendo las cejas, se preguntaba si Cedric había desarrollado alguna habilidad de clarividencia esas semanas. Eso habría sido bastante interesante, y habría liderado a una emocionante discusión sobre ello, pero ése no parecía el caso porque Cedric seguía viendo al piso.

—Están estos dos hombres en el trabajo de papá, había un rumor en la oficina de que estaban saliendo. Parecía el momento perfecto, sabes, ver cómo reaccionaría y entonces hablar sobre ello.

—¿Y?

Cedric se sentó en el piso, oculto por el alto césped del campo y Milo lentamente se sentó en frente de él.

—Dijo que era repugnante —le dijo a Milo—, que estaba mal. Justo lo que temía que diría. Él y su compañero Larson se burlaron de ellos todo el día. Lo convirtieron todo en una broma y no sabía qué hacer. Solo me senté ahí, escuchándolos y realizando que el momento en que se enterara sobre mí... iba a pensar lo mismo sobre su hijo. Voy a ser repugnante en sus ojos. No le dije, perdón.

Milo no podía ni empezar a procesar por qué Cedric se estaba disculpando con él, justo como Milo le había dicho al principio, no quería que Cedric hiciera nada con lo que no estuviera cómodo. Aunque Milo no lo admitiera siempre, complacía a las personas, le gustaba hacer a los demás felices porque, a la larga, asumía que también lo haría feliz.