Chapter Sixty-Five

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Milo no le mintió a Sirius cuando dijo que Harry estaba muy nervioso por jugar contra Slytherin en el próximo partido de quidditch. Había mucho que dependía del joven buscador, en especial porque Gryffindor no había ganado la copa desde que Charlie Weasley estudiaba en Hogwarts. La escuela se veía bastante dividida sobre a quién apoyar, con los Ravenclaw y Hufflepuff tomaban lados y apuestas de quién ganaría. Naturalmente, Milo se puso de lado de Gryffindor porque su hermano y sus amigos prácticamente formaban el equipo. Sin mencionar que con ello quería apoyar a su madre.

Si Harry o Oliver Wood creían que estaban nerviosos, Minerva era la que se había estado mordiendo las uñas en secreto. Quería la victoria más que nadie, la mitad por orgullo de casa y la otra mitad porque no podría enfrentarse al profesor Snape si perdían ante Slytherin... de nuevo.

—Mamá, te lo digo, deberías desempolvar tu vieja escoba —le dijo Milo, mientras los dos iban a las gradas con Lee Jordan esa mañana hacia donde se hacía el comentador—, o puedes tomar la mía para demostrarle a todos cómo luce un verdadero jugador de quidditch.

—Pagaría de más para verla en una escoba, profesora —Lee le guiñó un ojo y Milo arrugó el rostro, dándole una mala mirada a su amigo. Minerva no lucía nada afectada, quizá un poco halagada, con una pequeña sonrisa asomándose en sus labios mientras guiaba el camino. Tan pronto estuvo unos pasos lejos de ellos, Milo se giró a Lee y lo empujó.

—Deja de coquetearle a mi mamá y guárdatelo para Angelina, ¿quieres? —gruñó Milo, sacudiendo la cabeza y continuando con su camino. Lee dejó salir una risa de felicidad, acomodándose y corriendo detrás de los dos que formaban el Clan McGonagall. En el lugar del comentarista, Minerva estaba recordándole a Lee que debía tener tacto en sus comentarios porque, aunque estaba bien mostrar espíritu de casa, debía ser justo con el equipo de Slytherin.

—De todas formas van a hacer trampa —le informó Lee a la mujer—, no veo el problema en señalarlo.

—Señor Jordan —el tono de Minerva era de advertencia, diciéndole que debía controlarse o tendría que lidiar con ella antes de con cualquier queja de los Slytherin. Después de unos minutos, los estudiantes estaban llegando y Minerva se aseguraba de que tomaran sus asientos en orden.

—No lo entiendo —suspiró Lee—, ¿no querría que hablara bien de Gryffindor? ¿Qué tipo de espíritu de casa tiene?

—Lo que tiene es una vista justa —respondió Milo—. Es una profesora, Lee, y si muestras favoritismo, también tiene que ser justa con las otras casas. Así que compórtate, ¿sí?

—No me lo digas a mí, recuérdaselo al equipo de Slytherin.


Con el partido a punto de empezar, Milo dejó el lugar del comentarista cuando su madre regresó para mantener vigilado a Lee. Buscó por sus Hufflepuffs en la multitud y finalmente llegó a donde estaban sentados Cedric, Heidi y Max. Pudo ver la decepción en sus rostros, debido a que no eran ellos los que jugaban por la copa. Gryffindor quería quejarse sobre la última vez que ganaron, pero Hufflepuff y Ravenclaw siempre estaban en el fondo del barril. Siempre en segundo lugar o último cuando se trataba de lidiar con Gryffindor y Slytherin.

PRONGSLET AND THE CERYNEIAN GUARDIAN ⟶ Harry Potter [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora