[Libro 3: Saga de Brotherhood]
Desde que se puso en contacto con su hermano por los últimos años, Milo Fleamont Potter había entrado a otro mundo de aventura, unido a problemas y sin mencionar, a inmenso peligro. Sin embargo, no se arrepentía de nad...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
•――――ര۩۩ര――――•
Milo aún sentía que estaba al borde de la muerte de muchas formas, porque aunque Atenea parecía haber sellado su herida, aún estaba en malas condiciones en el resto de su cuerpo. Remus le había hecho mucho daño sin estar al tanto de ello, y Milo odiaba la idea de que su padrino se enterara. Ya era lo suficientemente malo que el hombre se odiara por estar infectado, pero si se enteraba que había herido a Milo, probablemente nunca se perdonaría a sí mismo. No sabía a dónde lo estaba llevando Atenea para conocer al resto de las familias y dioses y diosas que debían reunirse, pero tenía tantos pensamientos corriendo por su mente que no sabía por dónde empezar.
Peter se había quedado atrás y lo último que vio Milo del hombre era que no estaba en buenas condiciones, para nada. Se preguntó si Peter realmente sobreviviría la noche, después de todo lo que pasó, la culpa cayó sobre Milo porque no anticipó posiblemente paralizar al hombre de cintura para abajo. En una frenética necesidad de evitar que Peter escapara en lugar de enfrentar sus crímenes, Milo pensó que solo iba a aplastar las piernas del hombre para que no lo hiciera. Ciertamente lo logró, pero Milo tenía sentimientos encontrados porque Peter intentó salvar su vida, mientras le rogaba a James que lo perdonara.
Milo no sabía qué habría hecho si alguien lo amenazara con asesinar a su madre. ¿Habría hecho lo mismo que Peter para salvar la vida de su madre, aunque significara traer dolor a otros? Era complicado, pero no tan complicado, porque sus pensamientos llegaron a la idea de la nueva cicatriz en su cuello.
Sus dedos continuaron tocándolo, y aunque quería preguntar, no estaba seguro si quería escuchar la respuesta. ¿Remus lo había mordido o arañado? De todos modos, la marca siempre estaría ahí, pero si Milo fue mordido, significaba que tendría el mismo destino que su padrino. También sería un hombre lobo. El chico tragó saliva nerviosamente y Atenea se detuvo de repente en un claro, bajándolo de sus brazos para que se pusiera de pie. Él miró alrededor para ver que estaban en medio de la nada, pero antes de que pudiera preguntar si era una broma, todo a su alrededor se puso borroso.
En un instante, estaba en el mismo bosque, pero otros aparecieron en frente de él, unas caras que reconocía junto a varias que no. Sin embargo, hubo un rostro que reconoció y a pesar de todo el dolor de su cuerpo, abandonó el lado de Atenea, corriendo hacia ella.
—¡Mamá!
Minerva estaba en el otro lado del claro, viéndose mortificada por la vista de la camisa de su hijo cubierta de sangre, sin mencionar los tropiezos en su paso revelaban que estaba muy herido, pero eso no lo detuvo de forzarse para correr hacia ella. Sin embargo, aunque su mente estaba determinada, el cuerpo de Milo le rogaba para que se detuviera y como no estaba escuchando, decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Colapsó en el suelo, todos los ojos de los reunidos cayeron sobre él, algunos dieron un paso adelante, pero pausaron cuando el chico, temblorosamente, se puso de pie para ir hacia su madre.