Chapter Thirty-Eight

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Desde que Cho Chang los descubrió en el vestuario, Cedric no había sido nada más que un desastre emocional, sin saber si la chica diría algo o no, aunque fuera solo a sus amigas. Ella le había asegurado de que no era su asunto, pero Cedric aún no se sentía cómodo, estaba preocupado, aún si Milo no lo estaba. Milo era el afortunado de los dos que había encontrado apoyo hasta ahora, ya fuera de la profesora McGonagall o Elspeth, personas que se preocupaban por él se pusieron felices por él, con cada decisión que hacía. Pero Cedric no podía decir lo mismo, hasta aquellos que se suponía debían amarlo sin importar qué no le dieron su apoyo, así que no esperaba que nadie más lo hiciera.

Milo estaba bien, por otro lado, no se veía realmente afectado por la idea de que Cho lo supiera, y si lo estaba, lo ocultaba bastante bien. Pero seguía actuando como era usual, y Cedric apenas y lo veía en los dormitorios o en la sala común. A menudo lo veía ocupado con Fred, George y Lee. Sabía que Milo era cercano a ellos, ¿pero en serio tenía que pasar tanto tiempo con los otros chicos?

De repente, Cedric se congeló al salir de las duchas esa noche, tragando grueso al darse cuenta de que era su turno de experimentar la mordida del insecto de los celos. Sabía que a Milo no le atraían Fred, George o Lee, pero la idea de que estuviera pasando tanto tiempo con ellos, divirtiéndose, sonriendo y riéndose, ahora Cedric estaba sintiendo lo que Milo sintió y ya no era tan tonto. Por supuesto, sus celos debían aparecer en el momento donde estaba lidiando con suficiente drama.

Milo no estaba ahí para hablar de ello y ahora Cedric estaba preocupado por la posibilidad de que estuviera alejando a Milo con sus inseguridades. No podía lidiar con eso, no de nuevo. Así que Cedric tendría que solucionarlo por sí mismo, vistiéndose en su habitación. Al sentarse, tuvo que pensar para sí, ¿qué pasaría cuando eventualmente la escuela entera se enterara? Milo le había dicho ya varias veces que no tenía que preocuparse, aún si los demás no los apoyaran, no iban a empezar ningún problema, y si lo hacían, bueno, eran imbéciles.

Después de todo, Cedric no era exactamente de contextura pequeña, Oliver y él eran los dos jugadores de quidditch más grandes entre los equipos de las cuatro casas. Sin mencionar que no había una sola alma en Hogwarts que no temiera a McGonagall por respeto, y ella era fieramente protectora de su hijo, así que si alguien creaba problemas con Milo debido a Cedric, o al revés, no había nada que los pudiera salvar de su ira.

Milo dejó lo de contarles a quién y cuándo a cargo de Cedric, así que cuando él bajó a la sala común y encontró a Heidi y Max discutiendo sobre su tarea de pociones, vio su oportunidad. Temblorosamente, se acercó a donde estaban las chicas y se sentó en frente de ellas, doblando sus piernas debajo de sí. Tomó unos sólidos cinco minutos para que una de ellas se diera cuenta de la tercera presencia que se les unió donde estaban sentadas.

Finalmente, Heidi lo miró al alejarse de Max, frustrada, viendo cómo Cedric estaba ahí sentado pacientemente. Chilló sorprendida, al no haberse dado cuenta de que el chico estuvo ahí todo el tiempo.

PRONGSLET AND THE CERYNEIAN GUARDIAN ⟶ Harry Potter [ESPAÑOL]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora