[Libro 3: Saga de Brotherhood]
Desde que se puso en contacto con su hermano por los últimos años, Milo Fleamont Potter había entrado a otro mundo de aventura, unido a problemas y sin mencionar, a inmenso peligro. Sin embargo, no se arrepentía de nad...
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Estando en la presencia de tantos dioses y diosas era abrumador, diciéndolo de cierta forma, pero Milo se encontraba fascinado con todas las nuevas caras que se le presentaron. Sin embargo, su emoción de conocer a tantos se desvaneció al enfocarse en la idea de que la mismísima personificación de la Muerte, Tanatos, fue el que protegió a Voldemort durante la infancia del mago. Quizá el dios no podía llevarse toda la culpa por cómo resultó el Mago Oscuro, pero ciertamente tuvo su rol, Nyx pareció señalarlo múltiples veces. Sin embargo, admitió que había quitado su protección de la familia Black porque la mayoría de ellos se alinearon con los ideales de Voldemort.
Ahora todas las familias recibieron la advertencia de que oscuros tiempos se acercaban. Muchos de ellos, sobre todo Arthur y Molly, se veían muy preocupados, preguntándose a qué se tendrían que enfrentar. Cansado, herido y un poco roto, Milo se apoyó en su madre, suspirando pesadamente antes de sacudir la cabeza.
—¿Cuál es esta oscuridad que se avecina? —preguntó Milo, mientras los que conocía se le acercaban. Minerva envolvió sus brazos a su alrededor, preocupada.
—Sospecho es que otra guerra, Milo. Una peor que las que han sucedido antes, y eso es decir mucho —le informó—. Nos reunimos aquí para formar una alianza y trabajar juntos, en lugar de estar separados como lo hemos estado durante tanto tiempo.
La profesora Sprout fue hacia el lado de Minerva, con una cálida sonrisa, viéndose feliz por ver a Minerva y a Milo.
—Es raro que hayamos sido tan cercanos con los otros en algún punto de nuestras vidas, pero todo lideró a este momento.
—¿Nadie sabía? —cuestionó Milo—. ¿Nadie estaba al tanto de que había otro dios o diosa cerca? ¿Ni una pequeña sospecha?
—Creo que siempre hubo una que tuvo muchas sospechas —respondió Minerva viendo a Elspeth, quien estaba al lado de Hades, con su cabeza gacha—. Pero creo que siempre lo sospechó porque trabaja muy de cerca de su guardián. Más cerca que cualquiera de nosotros, sobre todo porque el resto de nosotros recibió la protección con algunos beneficios, pero no tanto la manipulación de las habilidades. Ahora todo tiene sentido. He conocido a tantos de estos rostros desde que eran niños, y ahora me entero de cómo fueron capaces de salirse tanto con la suya.
Milo vio en dirección de Lily y James, quienes aún no se habían acercado. James parecía estar convenciendo a Lily, pero ella sacudía su cabeza, cerca de romper en llanto. Con la profesora Sprout asegurándose de que Minerva estaba bien, Milo se sintió confiado para dejar su lado e ir hacia sus padres.
—¡Milo! —podía sentir el abrazo de su padre y le dolía saber que no podía sentirlo todos los días como en ese momento. Deseó poder compartir esa experiencia con Harry, o que al menos, Harry pudiera verlos—. Estoy tan orgulloso de ti, es decir, mírate... hoy, fue genial ver cómo... digo, tú... esa parte de Quejicus...