Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)

20- Antidementores

HARRY

-Adiós, Harry, nos vemos mañana temprano -dijo Hermione caminando hacia la puerta- Vamos, Ron.

-Adiós.

Ambos salieron de la enfermería a zancadas.

Una chica cruzó la puerta. La chica entró sin decir nada. Buscó entre los estantes de la enfermería, cerró los ojos y respiró profundo cuando no encontró lo que buscaba.

-Oye, Potter -hice como si no me hubiera dado cuenta de que estaba ahí- Necesito un favor, pero no lo devolveré después.

-¿Qué? -pregunté con calma arqueando una ceja.

-No le digas a nadie que estuve limpiando orinales -dijo sin más y con una expresión de disgusto y asco tomó los orinales.

-Está bien, pero me deberás un favor.

-Dije que no haría ningún favor -susurró poniendo los orinales en una mesita para poder lavarlos.

-Ah, ¿entonces quieres que se enteren? -pregunté con seriedad.

-No, y tampoco haré favores.

Le volví a repetir lo mismo de maneras diferentes por cinco veces y a la sexta vez, por fin accedió.

Me miró de reojo con enojo muy bien disimulado. No duró mucho y Black comenzó a decir que era lamentable la perdida de mi escoba entre burlas pero viéndole el lado razonable porque asi según ella, Sirius Black no me haría daño.

Me preguntaba como fue que terminamos conversando sobre diferentes temas, me era sorprendente saber sus puntos de vista porque eran casi iguales a los míos o solo algunos.

Me sentía muy atraido hacia la manera en que hablaba porque decía muchísimas cosas sorprendentes, como si fueran datos curiosos. Admiraba su inteligencia y su capacidad de burlarme sin sonar grosera.

Aunque seguia en contra de ella porque era Slytherin.

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CLAIRE:

Abrí el sobre de Esther y sin mucha sorpresa, vi que decia que debia quedarme en hogwarts esas vacaciones por tercera vez.

El lunes Potter regreso a la clase y los tres muchachos de Slytherin, al verlo, se empezaron a burlar de su caida y de la derrota de su casa en el quidditch.

Entré al aula de Defensa Contra las Artes Oscuras un poco tarde. La noche anterior me habia pasado leyendo sobre hombres lobos en la madrugada y debido a eso me levanté tarde.

Por fin, allí estaba el profesor Lupin.

-Lamento llegar tarde, señor.

-No te preocupes, Claire -dijo Lupin en un tono diferente al del profesor Snape- Solo trata de no llegar tarde a las demás clases para no hacer que tu casa pierda puntos.

El profesor Lupin había vuelto al aula.

Ciertamente, tenía aspecto de convaleciente.

Las togas de siempre le quedaban grandes y tenía ojeras. Sin embargo, sonreía a los alumnos mientras se sentaban.

-No es justo. Sólo estaba haciendo una sustitución ¿Por qué tenía que mandarnos trabajo?

-No sabemos nada sobre los hombres lobos...

-¡... dos pergaminos!

-¿Le dijeron al profesor Snape que todavía no habíamos llegado ahí? -preguntó el profesor Lupin, frunciendo un poco el ceño.