35- Mortífagos

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-No le digan a su madre que hemos apostado, tú tampoco Esther-imploró a Fred, George y a Esther el señor Weasley, bajando despacio por la escalera alfombrada de púrpura.

-No te preocupes, papá -respondió Fred muy alegre-. Tenemos grandes planes para este dinero, y no queremos que nos lo confisquen.

Por un momento me dio la impresión de que el señor Weasley iba a preguntar qué grandes planes eran aquéllos; pero, tras reflexionar un poco, pareció decidir que prefería no saberlo.

Pronto se vieron rodeados por la multitud que abandonaba el estadio para regresar a las tiendas de campaña.

El aire de la noche llevaba hasta ellos estridentes cantos mientras volvían por el camino iluminado de farolas, y los leprechauns no paraban de moverse velozmente por encima de sus cabezas, riéndose a carcajadas y agitando sus faroles.

Cuando por fin llegamos a las tiendas, nadie tenía sueño y, dada la algarabía que había en torno a ellos, el señor Weasley consintió en que tomaramós todos juntos una última taza de chocolate con leche antes de acostarnos.

No tardaron en enzarzarse en una agradable discusión sobre el partido.

El señor Weasley se mostró en desacuerdo con Charlie en lo referente al comportamiento violento, y no dio por finalizado el análisis del partido hasta que Ginevra se cayó dormida sobre la pequeña mesa, derramando el chocolate por el suelo.

Entonces nos mandó a todos a dormir.

Granger, Ginevra y yo nos metimos en nuestra tienda.

Me puse la pijama y nos subimos cada una a su litera.

Desde el otro lado del campamento llegaba aún el eco de cánticos y de ruidos extraños.

Mis ojos eran tan pesados.

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Me levanté agitada. Los cánticos habían cesado. Se oían gritos, y gente que corría.

Ginny y Granger estaban despiertas.

Bajé de la litera y tomé mi ropa.

-¡Claire! ¡Ginny, cariño! ¡Hermione! -La señora Esther abrió la puerta agitada- Tomen sólo sus chaquetas y salgan... ¡Vamos!

Ginny y Granger se pusieron la bata sobre el camisón.

Las cuatro salimos, detrás venian los chicos Bill, Charlie, Philip y Percy, completamente vestidos, arremangados y con las varitas en la mano.

La señora Esther nos llevó con el señor Weasley, pude ver a Potter y a Weasley.

Sentí alivió.

A la luz de los escasos fuegos que aún ardían, pudo ver a gente que corría hacia el bosque, huyendo de algo que se acercaba detrás, por el campo, algo que emitía extraños destellos de luz y hacía un ruido como de disparos de pistola.

Llegaban hasta ellos abucheos escandalosos, carcajadas estridentes y gritos de borrachos.

A continuación, apareció una fuerte luz de color verde que iluminó la escena.

A través del campo marchaba una multitud de magos, que iban muy apretados y se movían todos juntos apuntando hacia arriba con las varitas.

Abrí bien los ojos para distinguirlos mejor.

Parecía que no tuvieran rostro, pero luego pude ver que iban tapados con capuchas y máscaras.

Por encima de ellos, en lo alto, flotando en medio del aire, había cuatro figuras que se debatían y contorsionaban adoptando formas grotescas.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora