83- Revelation

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Me alegraba, o tal vez no. Comprendía que iba a morir en cualquier momento, y ya no había opción.

"Imagina si el mundo mágico tuviera paz, Claire, sin la necesidad de asesinar ni armar guerras. Solo imagina aquello, ni siquiera es difícil." Eras las casi últimas palabras que Severus me había dicho, que resultaban dolorosas en ese instante.

Respiré profundo, acaricié la polvorienta alfombra del despacho. Mi corazón latía demasiado rápido.

Harry no podría vivir.

No iba a despedirme de nadie.

Pero si iba morir, no iba a poner resistencia, sea cualquiera la muerte que me esperaba. Era la única forma de salvarme y salvarlos a todos pero, por primera vez no tenía miedo.

Las imágenes de Philip, Fred, Lupin y Tonks muertos en el Gran Comedor era tan horroroso. La culpa aún no se iba.

La vida de las personas parecía correr de un hilo. Entre mas tiempo pasaba, más personas morirían si no me apresuraba para morir. 

Había fallado, Nagini aún seguía con vida. Pero ya no podía seguir.

Miré mis manos como si no tuviera nada alrededor más que a ellas, estaban tan frías y pálidas como la de un muerto.

Por un instante, sentí aquel momento irreal.  Miré el techo, la cabeza me daba vueltas. Cerré los ojos, puse mis manos en mi rostro y froté mis ojos como si acabara de despertarme.

Me levanté con cuidado preparándome para lo que seguiría.

Ya había pensado varias veces en el momento en que moriría y en como. No imaginé nunca que fuera de esa forma.

Harry seguía boca abajo en el suelo, pero al percatarse de que me había puesto de pie,  reaccionó rápido y se levanto.

Sus manos parecían temblar.

Y me miró fijamente como si estuviera pensando, luego me dió una pequeña sonrisa y bajó la mirada.

—Ten esto en secreto, Claire —dijo en un susurro mirando el piso—, si alguno de ellos se entera... Eres inteligente, así que encontrarás alguna forma de destruir el horrocrux dentro de ti de alguna forma... Si tu padre te pide torturarme, házlo, ¿vale?

El chico tendió la capa listo para ponérsela.

—No. No hay otra forma —dije tomando su mano—. Y tampoco voy a dejar que se acerquen a ti. No voy a torturarte.

—Pero, debo morir... Es la única forma de acabar con él... Sabes perfectamente cuál sería tu castigo si no lo haces, Clairy. No puedo permitir que te torture.

Abrí la boca para hablar.

Se acercó a mi rostro, pero lo único que hizo es darme un beso muy corto en la mejilla. Se cubrió con la capa, se volvió y salió del despacho sin mirar atrás.

Suspiré. En ese instante me sentí asustada, no quería hacerle nada a Harry.

Cerré la puerta de el despacho después de salir, caminando en el castillo que estaba desierto.

Los personajes de los retratos todavía no habían regresado a sus lienzos y el edificio se hallaba sumido en un siniestro e inquietante silencio, como si toda el alma que le quedaba se hubiera concentrado en el Gran Comedor, donde se apiñaban los difuntos y los dolientes.

Bajé pisos, con dos pasos saltando como una bailarina bajé  la escalinata de mármol y llegué al vestíbulo.

Podía ver a Parkinson sentada en un rincón jadeando en el aula, con la cara manchada de polvo, acompañada de Theodore, y Carl.

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora