64- El Departamento de Misterios

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—Déjeme, estoy bien... no voy a ir a la enfermería.

Me solté de la profesora Marchbanks, que se veía preocupada ayudándome a salir al vestíbulo con un montón de curiosos estudiantes alrededor.

—No quiero ir... No necesito ir a la enfermería... No quiero... —Le decía Potter.

—Me... me encuentro bien, señor —balbuceó Potter secándose el sudor de la cara—. De verdad... Me quedé dormido y... y he tenido una pesadilla...

—Yo... solo estoy cansada, quizá es una alucinación por falta de sueño — cerré los ojos con fuerza y volví abrirlos, mi entorno se volvió negro y de nuevo casi caigo.

—¡Es la presión de los exámenes! —aseguró el anciano mago, comprensivo.

Los dos ancianos nos daban palmadas a los dos en la espalda.

—¡Suele pasar, jóvenes, suele pasar! Bebánse  un vaso de agua fría y quizá puedan volver al Gran Comedor. El examen casi ha terminado, pero a lo mejor quieren acabar de pulir sus última respuesta, ¿qué les parece?

—Sí, o sea..., no..., ya he hecho... todo lo que podía, creo...

—Yo ya he terminado —le avisé.

—Muy bien, muy bien —repuso el anciano mago con amabilidad—. Voy a recoger ambos exámenes, y les sugiero que vayan a descansar un poco.

—Sí, voy a descansar un poco.

—¡Te recomendaría ir a la enfermería! no digas que no, hija. Vayan por favor.

— Muchas gracias, profesores.

En cuanto el anciano mago desapareció por el umbral y entró en el Gran Comedor, subí  a la escalera de mármol, y caminé rápidamente por los pasillos.

Pomfrey, que le estaba administrando un líquido azul y brillante a Graham, gritó alarmada.

—¿Qué significa esto?

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Myrtle, la llorona, habia estado escuchando todo lo que había supuestamente soñado atentamente. Le habia dicho que mi tío había sido torturado esa misma tarde por lord Voldemort, solo que omití decirle que era Sirius Black.

—No puedo ir a salvarlo —dije suspirando con fastidio— Él puede salvarse por si mismo, ¿no? Ya es mayor. Yo solo estaría poniéndome en peligro.

—Eso es egoísta de tu parte, Claire.

—No soy egoista, Myrtle... Es pensar por ti mismo... —cerré los ojos— Necesito descansar, el profesor Tofty me dió la tarde.

El dormitorio estaba vacío y en silencio, no habia nadie en ese momento en la mazmorra porque todos estaban tomando clases en sus respectivos horarios. Tapé mi rostro con ambas manos recordando lo que habia sucedido.

No haría nada por Sirius. No porque no quisiera, pero ir a buscarlo significaba tener que enfrentarme con lord Voldemort y me sentía lo bastante joven como para enfrentarme a él.

La ultima vez que habia estado junto a Voldemort, fue en segundo curso cuando conocí su versión pasada de más de cincuenta años. Entre más pensaba, mas cuenta me daba de que Tom Riddle era ciertamente igual a mí.

Eso no importaba.

No podía ir a buscar a Sirius ya que seguía poniendo peros: pero soy demasiado joven... pero iré sola... pero podría morir... pero ya no tengo contacto con Sirius...

Mi mente estaba hecha líos. Intenté dormir para dejar de pensar en aquello, pero no pude, me provocaba naúseas y nervios tan solo pensar en Sirius.

Entonces escuché una voz, y un grito angustiado:

Enamorada de Potter (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora